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Simón Wiesenthal investiga la relación entreCristóbal Colón y los judíos españoles

Para el 'cazador de nazis', la expulsión de los sefardíes coincidió con el Descubrimiento

"Hace 500 años, Cristóbal Colón descubrió América. Hace 500 años, los judíos de España fueron expulsados por decreto. ¿Hay alguna relación entre estos dos hechos?", pregunta Simón Wiesenthal al iniciar su libro Segel der Hoffnung (Las velas de la esperanza), recientemente publicado en alemán. Para el famoso cazador de nazis, el descubridor de América buscaba tierra para los judíos españoles, expulsados por los Reyes Católicos: según Wiesenthal, de 83 años y autor de una docena de libros, sólo pasaron horas entre el inicio del viaje a las Indias y la expulsión de los sefardíes.

El libro, de 250 páginas, publicado por la editorial, Ullstein, es una edición corregida y ampliada de una primera lanzada en la década de los sesenta, que entonces fue traducida al español por una editorial de Barcelona, Aymá, ya desaparecida y "prohibido posteriormente por el régimen de Franco, ya que no era demasiado amistoso con la reina Isabel", dice Wiesenthal.El autor afirma que entre el inicio de la expedición a las Indias y la vigencia de la orden de expulsión a los judíos "sólo transcurren cuatro horas". "Colón da la orden a toda la tripulación de abordar las carabelas a las once de la noche del 2 de agosto. Las naves zarparían al día siguiente; es una anticipación exagerada antes de emprender un viaje a lo desconocido", dice Wiesenthal. El autor explica: "A las doce de la noche no podía haber ningún judío en el territorio español, y las milicias cristianas comenzarían a buscarlos".

"Un tercio de los participantes en la expedición eran judíos o conversos", asegura Wiesenthal, y explica la presencia del traductor Luis de Torres, un judío bautizado poco antes de emprender la aventura y que hablaba hebreo, "porque entonces se creía que las 10 tribus perdidas de Israel se encontraban en las Indias".

¿Cristianizar?

La misión de Colón "tenía como uno de los fines cristianizar", dice Wiesenthal, y se pregunta: "¿Entonces, por qué no había ni un solo sacerdote católico en ninguno de los barcos?". Por otra parte, el informe del viaje lo inicia Colón con una referencia a la expulsión de los judíos de España: "Este informe no va dirigido a la reina Isabel, sino a Luis de Santángel, un converso que financió mayoritariamente la expedición".

Cristóbal Colón es para Wiesenthal "uno de los personajes más fascinantes y enigmaticos de la historia. El más conocido y, al mismo tiempo, el más desconocido". El autor realizó varios viajes a España, Italia y Portugal para realizar su investigación y tener acceso a documentos originales. Pasó semanas en Sevilla estudiando, especialmente, las cartas que envió el descubridor a su hijo Diego, tratando de analizar un misterioso signo ubicado siempre en el margen superior izquierdo "que es susceptible de interpretación hebrea", según Wiesenthal.

El signo era utilizado por los judíos religiosos de entonces y es "una abreviatura de dos palabras en hebreo Baruj Hashem [Bendecido sea el Señor] ". El signo lo dibuja en la misma dirección de la escritura hebrea, de derecha a izquierda.

Wiesenthal señala que Colón tenía "profundos conocimientos" sobre el Antiguo Testamento, como "lo demuestran sus anotaciones y referencias al mismo en los márgenes de los libros de su biblioteca personal". Entre varios capítulos de obras relacionadas con el judaísmo copiadas por Cristóbal Colón, destaca el escrito por el rabino Samuel, de Marruecos, que escribió un ensayo sobre el Mesías. Wiesenthal asegura que "no es común el conocimiento y el interés místico en un marinero de esos tiempos".

Si uno estudia la historia de los judíos en España, "tropieza inevitablemente con el nombre de Cristóbal Colón. Independientemente de si era judío, converso o no tenía ningún origen judío. Sus planes despertaron esperanzas de los judíos y fueron apoyados por éstos".

El interés de Wiesenthal por Cristóbal Colón nació cuando "buscaba las raíces del antisemitismo en la Iglesia española". "Si la Inquisición hubiese tenido la tecnología del III Reich, los judíos no habrían tenido alternativa, los habrían matado a todos. Cuando el odio se une a la tecnología es el fin", asegura el autor, que hace una detallada referencia en su libro a la historia del antisemitismo en España.

Wiesenthal establece nuevos paralelismos entre la época de la Inquisición y la del III Reich: "Un buen católico era quien denunciaba a los judíos, y entre los nazis se recibía más beneficios y favores del partido si se delataba a aquéllos".

"Los indios", añade Wiesenthal, "no tienen ningún motivo para celebrar el descubrimiento, porque llevan consigo 500 años de persecución. Los indios no fueron convertidos, sino que fueron torturados, asesinados, y su cultura, destruida. Fue un genocidio que se prolongó durante siglos".

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