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La presidencia holandesa de la CE propone una unión monetaria a dos velocidades

FÉLIX MONTEIRA, La presidencia holandesa de la CE ha presentado un proyecto de unión económica y monetaria europea a dos velocidades, en el que el objetivo de la moneda única -para la primera fase- queda reservado únicamente a los países de economía fuerte y estable. Este proyecto será debatido hoy en Bruselas por el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la CE. España se verá obligada a acelerar su plan de ajuste para reducir la inflación, bajar los tipos de interés y eliminar el déficit público si quiere pertenecer al club de los elegidos, en el que deben entrar al menos seis Estados.

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Ingreso en el club por mayoría cualificada

El proyecto holandés intenta conjugar el retraso de la unión monetaria que desde la unificación plantea Alemania con el proyecto alternativo que defiende el Reino Unido, para intentar por la vía de las concesiones superar la resistencia británica. Pero representa, según fuentes de la Comisión Europea, "un importante paso atrás respecto al acuerdo alcanzado el pasado mes de diciembre en la cumbre de Roma".Los jefes de Estado y de Gobierno de la CE, con la excepción del Reino Unido, ratificaron el acuerdo previo de los ministros de Finanzas de crear el banco central el 1 de enero de 1994, fecha de entrada en vigor de la segunda fase de la unión monetaria. Ahora Holanda, a través de su ministro de Finanzas Win Kok, propone aplazar este organismo clave al menos hasta 1997, como pide Alemania.

"La propuesta holandesa no es satisfactoria", declaró el vicepresidente de la Comisión Europea, Henning Christophersen, quien destaca a la vez que la segunda fase será todo lo contrario al periodo breve de adaptación que defiende el ejecutivo comunitario. El presidente comunitario Jacques Delors ha insistido siempre que, junto a la necesaria convergencia de las políticas monetarias y económicas, "hace falta voluntad política".

A las críticas al proyecto se suman diversas delegaciones, entre ellas la española, que ponen el acento en "las duras condiciones de acceso a la tercera fase (moneda única), que parece reservada a un club selecto de países". "Nos oponemos a esta concepción de Europa monetaria a dos velocidades, aunque igual se llevan una sorpresa con nosotros", manifestó el ministro español de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez.

Plan de ajuste

España pertenece al grupo de países obligado a un plan de ajuste para adecuar los resultados de la economía a los mejores de la CE. Aunque su situación es notoriamente mejor que la de Grecia, Portugal e Italia, e incluso en ciertos aspectos que la del Reino Unido y Bélgica, está obligada a reducir inflación y tipos de intereses y a sanear las finanzas públicas.

La propuesta holandesa exige para el acceso a la unión monetaria alcanzar una inflación "próxima a la del Estado miembro que presente los mejores resultados en materia de estabilidad de precios". Tampoco el candidato al ingreso en el club de la moneda única debe acusar "déficit presupuestario excesivo" y, además, "el carácter permanente de la convergencia económica se traducirá en un acercamiento importante de los tipos de interés, comparables a los mejores resultados de estabilidad" del precio del dinero. La cuarta condición es haber respetado, como mínimo desde dos años antes, los márgenes de fluctuación de la moneda previstos en el mecanismo de cambio del Sistema Monetario Europeo (SME).

La peseta disfruta de la banda máxima de oscilación sobre el cambio de referencia (un 6% por arriba o por abajo), pero la fuerte revalorización derivada de las inversiones extranjeras y de los altos tipos de interés ha exigido continuas intervenciones del Banco de España. La política monetaria del Gobierno ha dado buenos resultados de cara a la atracción de dinero hacia nuestro país y también como instrumento eficaz para reducir el coste de las importaciones o abaratar el déficit.

Sin embargo, la peseta fuerte se ha revelado nefasta para las exportaciones y ha debilitado la competitividad exterior de la economía española, el elemento clave, según la opinión de muchos analistas, a tener en cuenta de cara al mercado único de 1993.

Según fuentes de Economía, "hay tiempo suficiente para la adaptación, lo que hace falta es precisar los baremos". El proyecto holandés deja tres años de segunda fase antes de decidir cuándo se producirá el inicio de la etapa final, caracterizada por el funcionamiento de un banco central, la instauración de una moneda única y tipos de cambio fijos. Para esta tercera fase puede haber un periodo de transición intermedio.

El ministro de Economía Carlos Solchaga anunció a sus colegas de la CE en junio que España presentaría un programa que garantizaría "la competitividad y la convergencia de la economía española antes de l994". La base de ese plan la iba a constituir el pacto social de progreso cuya negociación fracasó con los sindicatos.

El margen de maniobra ahora será menor para un programa, que debe entregarse en Bruselas antes de que finalice el mes de octubre. La caída de la actividad provoca menores ingresos fiscales y, por ello, la política presupuestaria continuará siendo restrictiva.

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