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Momentos de frialdad

F. O., Las relaciones entre el régimen comunista de La Habana y la jerarquía católica atraviesan momentos de frialdad, pese a que el Gobierno cubano ha venido insistiendo hasta el año pasado ante el Vaticano para conseguir una visita del papa Juan Pablo II a la isla.

Sin embargo, tanto Fidel Castro como el propio aparato comunista han dado síntomas últimamente de cierto interés por el fenómeno religioso, aunque sectorialmente. En la entrevista que Castro concedió al periodista italiano Glanni Mina, plasmada en un libro de reciente publicación, éste asegura: "Un movimiento de la Iglesia en favor de los pobres, en favor de la revolución, como el de la teología de la liberación, sería, sin duda, muy positivo en Cuba".

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Castro acusó hace dos años a la jerarquía católica cubana de ser una aliada del imperalismo y estar sometida a Estados Unidos.

No obstante, el comité central del Partido Comunista Cubano (PCC) tiene en José Felipe Corneado, que será el interlocutor oficial en La Habana, al hombre encargado de tratar con los obispos cubanos el fenómeno religioso en la isla. También el propio PCC prepara para el cuarto congreso, inicialmente programado el próximo 10 de octubre, una ponencia con la que se pretende abrir la organización a los creyentes. Una de las exigencias que planteaba hasta ahora la Unión de Juventudes Comunistas, paso previo que deben dar los jóvenes cubanos antes de ingresar como militantes en el partido único, era profesarse ateo.

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