_
_
_
_

Un escritor druso es obligado a quemar en público su novela

No ha causado el revuelo que Salman Rushdie, pero el novelista druso-Israelí Musbach Halaby teme que su todavía desconocido Diario de una muchacha drusa termine por heredar la fatídica maldición de los Versículos satánicos. Cinco días después de renegar de su obra, quemarla en público y suplicar perdón, Musbach Halaby sigue a la espera de que la jerarquía de la ultrasecreta secta drusa dé señales de compasión y anule un decreto que virtualmente le condenaría, como en el medioevo, a una especie de muerte civil.El autor de Diario de una muchacha drusa tiene 48 años y ha publicado hasta ahora cuatro libros, tres de ellos escritos en hebreo y el cuarto, de relatos cortos, en árabe.

Según informes de Israel, Halaby tampoco ha encontrado el más mínimo gesto de solidaridad entre los intelectuales de ese país. Hanuch Bar Tov, el representante de PEN en Israel, ha dicho estar dispuesto a intervenir en la solitaria ordalía del escritor druso hoy al centro de una ignorada polémica literario-religiosa, pero confesó que desconocía totalmente el asunto.

El triste caso de Halaby salió a la luz en un informe de Radio Israel pocos días después de la publicación del aparentemente blasfemo diario. Casi instantáneamente, los líderes drusos de Israel prohibieron "todo contacto social o religioso" con el escritor. Con lágrimas en los ojos, Halaby declaró que había quemado todas las copias de su libro y que jamás imaginó que su obra desataría tanta pasión entre los venerables dirigentes de su secta, una rama del árbol del islam que profesa celosamente el culto al secreto religioso.

"Todo esto me entristece enormemente", dijo Halaby a la radio de Israel, afirmando que hará lo posible por extinguir hasta el último vestigio de su obra. Del Diario de una muchacha drusa se sabe muy poco, excepto, quizás, que el personaje central es un ser humano.

Radio Israel sólo dijo que el libro habla del amor de una joven por su compañero druso. Tampoco se sabe si Halaby ha conseguido recolectar de las librerías todos los ejemplares de una obra que claramente ha concitado atención como un nuevo ejemplo de anacrónica intolerancia religiosa.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_