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"Gorbachov es admirable"

Pere Duran Farell, con 71 años cumplidos, lo ha hecho casi todo en la vida. Apasionado por el Tercer Mundo, sabe muy bien lo que es acampar en el desierto, con la sola compañía de su mujer y los pocos nativos que ambos se encuentren en el camino. Quizá sea su pasión por estas experiencias lo que ha hecho de él un empresario atípico, para quien la economía va mucho más allá del mero gusto por amasar dinero, obsesionado por la dualidad Oriente / Occidente.En estos días de convulsión en la URSS, Duran tiene el valor de hacer votos "para que el capitalismo no se aproveche de su triunfo". El final de la economía centralizada, simbolizado por la caída de las estatuas no ya de Lenin, sino de Marx y de Engels, inquieta a este hombre menudo que puede pasar horas en amable conversación, pero al que jamás se le oye una palabra más alta que la otra.

"Hay que buscar una tercera vía. El capitalismo tiene que ser generoso y tener en cuenta las conquistas sociales de los paises del Este, porque si no las cosas irán mal", afirma. "El capitalismo se equivocará si sólo busca el beneficio inmediato; ha de tener la vista puesta en los próximos 10 años". Es quizá la perenne mala conciencia de quien se sabe en el mejor de los sistemas puestos en práctica, pero al mismo tiempo conoce muy bien sus imperfecciones y sus injusticias.

Pere Duran no es un fatalista, pero la euforia de los soviéticos triunfadores sobre el golpe el Estado no le oculta lo que él cree que es una realidad que conviene conocer: "La URSS ha de padecer durante los 10 próximos años para superar un inercia de siete décadas". En el momento en que surge imparable la figura del presidente de Rusia, Borís Yeltsin, él hace el elogio de su contrario: "Es admirable lo que ha hecho Gorbachov", afirma con convicción. "Tiene una talla de estadista que a Yeltsin le falta. Me da miedo que en estos momentos no se aprecien sus cualidades y su inmenso trabajo. Me da miedo que todo esto quede oculto bajo el populismo de Yeltsin".

Una oportunidad

Duran Farell es uno de los padres de la introducción del gas natural en España, a través de Catalana de Gas. Ésta es, sin duda, la más conocida de sus facetas cmpresariales, aunque ha pasado por otras empresas de renombre, desde Hidroeléctrica de Cataluña a Corporación Industrial Catalana, Petrofibra, La Maquinista, Kao, Banco Urquijo y Banco Hispano. Pero el gas es una de las grandes pasiones de su vida. Quizá por eso ha vuelto este año a la presidencia de Catalana de Gas, más de un lustro después de que cambiara el primer sillón del consejo por el más modesto, aunque hecho a su medida, de presidente de la junta de accionistas de la compañía.Y ha vuelto para encabezar la fusión de Catalana y Gas Madrid en Gas Natural, SA, empresa llamada a llevar el gas natural a toda España. "En 1985, el Gobierno se dio cuenta de que sólo el 1% de España tenía gas, y casi todo concentrado en la provincia de Barcelona. Hasta 1988 el gas no llegó a Madrid, más de 20 años después de que ya hubiera entrado en Cataluña. Y eso es mérito de Carlos Solchaga, entonces ministro de Industria, y de Felipe González", explica Duran.

Su presencia en el proyecto es una decisión del presidente del Gobierno, Felipe González, amigo personal con el que comparte la pasión por los bonsais. Duran ejerce aquí uno de sus papeles preferidos en la vida: el de mediador. Mediador entre dos accionistas condenados a entenderse más por azares del destino que por compartir una vocación gasista: La Caixa y el Instituto Nacional de Hidrocarburos-Repsol. Mediador entre entre estos socios y las administraciones. Mediador, siempre, entre la Generalitat y el Gobierno. Duran reniega de quienes afirman que detrás del proyecto de Gas Natural no hay más que la voluntad nacionalizadora de un Gobierno empeñado en controlar el sector energético. De quienes afirman que Catalana ya no será nunca más catalana. "Esta es una oportunidad única para crear una empresa universal que no ofenda a nadie", señala con acento nacionalista catalán y una suave entonación española. "Mi ideal sería que Gas Natural estuviera dentro de 10 años en América del Sur, en Asia, en el Mediterráneo y donde hiciera falta. Lo importante es tener un proyecto, al margen de quiénes sean los actores".

No falta quien no ha encajado la vuelta de Duran a la cúpula de Catalana ni quien le acusa de ser un hombre de paja entre un accionista ambicioso (el público) y otro inhibido (el privado). "Me gustaba el proyecto de gasificar todo el país. Es la oportunidad de plasmar las grandes líneas de una multinacional catalana. Pero no me quedaré si no tengo libertad de actuación. Si veo que mi trabajo es estéril, tengo muchas formas de irme; y eso me da un gran margen de libertad".

"En las empresasahora manda el hombre. Antes mandaban el capital y el trabajo. En puestos clave de Gas Natural hay hombres de Catalana que harán de continuadores de esta línea. En estos cinco meses hemos avanzado mucho más de lo que yo pensaba. Hemos tenido la suerte de cortar con un hombre como Antonio Téllez [consejero-delegado en representación del INH-Repsoll, un tipo de primera, con un absoluto respeto a esta línea, al mensaje de que hay que levantar un proyecto que, respetándolo todo, lo integre todo", proclama.

"Gas Natural permite la plena integración de individuos de todo tipo. Es un proyecto en el que caben todos, fundamental para que Cataluña salga de su cáscara", explica de nuevo en clave nacionalista. Pero Duran no encuentra respuesta a la crónica ausencia de grandes proyectos financieros hechos por catalanes más allá de Cataluña. "No lo sé. El miedo de salir de la escala local limita la iniciativa. Lo fundamental, y en esto coincido con los planteamientos de los japoneses, es profundizar en el mercado interior -por decirlo en términos económicos- para poder ser universales. Si los catalanes, antes de salir, no tomamos esa opción, no practicaremos catalanidad. Sentir que cualquier acto hecho fuera sea coherente con lo que harías en casa. La cultura, la historia el intangible de cada país, lo que se construye igual fuera que dentro".

El alma vendida

"Si no cambiamos las cosas, quienes dominarán el siglo XXI serán los japoneses", afirma precisamente él, que conoce muy bien ese país a través de la empresa química Kao, de la que es presidente. "Japón ha comprado el alma norteamericana: el Rockefeller Center. Y los norteamericanos se lo han vendido midiéndolo en dólares. Les han ofrecido tres veces más de lo que vale y se lo han vendido, les han vendido el alma. ¡Y eso apenas 50 añosdespués de la guerra! Eso es muy importante para los japoneses"."Asia tiene algo que no ha comprendido Occidente. Sus convicciones, sus prácticas, su intangible. Un norteamericano, un españoI, un inglés, cumplen el reglamento de trabajar siete horas. Un japonés empieza a trabajar de verdad cuando ya lleva siete horas trabajando. Es un hecho religioso", advierte Duran, aunque no se atreve a juzgar si eso es positivo o negativo, si es bueno que ese, modelo se traslade a Europa ("No se puede copiar, se ha de traducir) o si ése es el camíno de la felicidad. "Es imposible saberlo. Yo conocí en una excavación, arqueológica de Sudán al hombre más feliz del mundo, que vivía de unos tomates y algunos huevos. Era un hombre feliz. El coeficiente de felicidad de una persona se nos escapa. El problema de Occidente es que lo reduce todo a números. Y el hombre no se puede medir con números".

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