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Bielorrusia se suma a las seis repúblicas que quieren separarse de la URSS

La desintegración de la URSS es imparable. Tras Georgia, las repúblicas bálticas y Ucrania, ayer le tocó a Bielorrusia -una república tradicionalmente fiel al poder central de Moscú, gobernada por comunistas y con 10 millones de habitantes- el turno de proclamarse independiente. Mañana lo hará Moldavia en una sesión especial de su Parlamento. Entretanto, Europa se dispone a reconocer a las tres repúblicas bálticas (Estonia, Lituania y Letonia), después de que el presidente ruso e indiscutible hombre fuerte de la URSS, Borís Yeltsin, hiciera otro tanto. En palabras del jefe de la diplomacia española, Francisco Fernández Ordóñez, "sólo falta decidir el cuándo".

Los ministros de Asuntos Exteriores de los Doce se reunirán el martes en Bruselas con la cuestión báltica en primer lugar de su agenda. Bélgica, el Reino Unido, Alemania, Francia y Dinamarca ya han mostrado públicamente su convicción de que el establecimiento de relaciones es necesario e inevitable.Sólo falta ahora que la CE decida una postura conjunta en línea con la posición adoptada ya por otros países europeos como Islandia y Noruega. La desintegración de la Unión Soviética comenzará en el Báltico, y el poder central se ha resignado ya a ello, pero no acabará ahí.

Éste será uno de los temas clave en la reunión que celebrará hoy el Sóviet Supremo de la URSS, que también debatirá el papel desempeñado en el golpe por su presidente, Anatoli Lukiánov, que había convocado a la Cámara legislativa para que aceptara el estado de excepción proclamado por la banda de los ocho. El portavoz de Gorbachov, Vitali Ignatenko, anunció ayer que Lukiánov había presentado su dimisión tras "haber perdido todo su prestigio".

Muchos diputados quieren que el Parlamento se haga el haraquiri, lo que dejaría a la Unión Soviética sin instituciones centrales y, de hecho, daría la puntilla al modelo de Estado surgido de la revolución de octubre de 1917, ya herido de muerte con la disolución de su columna vertebral: el partido comunista (PCUS), que cavó su propia fosa con el apoyo a la intentona del pasado lunes. El Secretariado del Comité Central emitió ayer un comunicado en el que, además de negar toda participación en el golpe, aseguraba: "Los miembros del comité deben adoptar la única decisión posible: la autodisolución".

Mientras, el golpe sigue dejando secuelas dramáticas. Al suicidio de un integrante de la junta golpista, el ministro del Interior, Borís Pugo, se sumó ayer el del principal asesor militar de Gorbachov, el mariscal Serguéi Ajromeiev. Se ahorcó en su despacho del Kremlin. En la carta de despedida aseguraba: "Todo aquello a lo que he consagrado mi vida se destruye".

Como signo de los nuevos tiempos, el nuevo ministro de Defensa, Yevgueni Sháposhnikov, prometía ayer que, bajo su mando, el Ejército nunca actuará contra el pueblo y anunciaba la renovación del 80% de sus cuadros.

Páginas 2 a 8, 15 y última

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