"El último día de mi vida"
La odisea de 54 marroquíes que cruzaron el Estrecho en un barco de 16 metros cuadrados
Cuando entregaron 50.000 pesetas a un mercenario, en el puerto alauíta de Nador, a cambio de unos centímetros cuadrados en una inconsistente patera, sabían que significaba la ruina. Fue una inversión arriesgada para salir de la miseria. Ahora, con la repatriación pendulando sobre sus cabezas, saben que la ruina ya es un hecho y que están vivos de milagro. El ánimo de los 54 marroquíes detenidos en Almería, cuando intentaban entrar al amparo de la noche, cabalga entre el alivio de la supervivencia y la tristeza infinita del fracaso. Y, encima, planea sobre ellos el pánico ante una repatriación por Algeciras. "Es mejor morirnos, no tenemos sitio en ninguna parte".
Llegaron en una patera, cuyo alquiler le ha supuesto al mercenario un agosto valorado en dos millones y medio de pesetas, y que fondeó en las arenas de Balerma (Almería) con los motores inutilizados. Durante las 30 horas que duró la travesía se dedicaron a achicar el agua de la barcaza de madera porque el peso de 54 esperanzas superaba toda su capacidad.Y cuando avistaron las arenas, se toparon con una Alca III del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVI). Jugaron al póker con la muerte desde Nador hasta Almería y le hubieran ganado la partida sino hubiera sido por ese comodín que el azar les cruzó en el camino.
"Todos tenían la sensación de que era el último día de su vida. Estaban relativamente contentos porque habían sobrevivido y desesperados porque, para muchos, es la ruina de su familia".
Juan Sánchez Miranda, de 31 años, responsable de Almeria Acoge, la asociación que se ha convertido en el reducto humanitario de los inmigrantes ¡legales de la provincia, se acostó ayer pasadas las 4.00 horas. El médico de Cruz Roja de El Ejido, acompañado de Sánchez Miranda, examinó a 16 marroquíes hasta las 3.30 horas que presentaban síntomas de deshidratación, dolores estomacales y contusiones. Los menos se habían sumido en una aguda crisis nerviosa ante el temor de que la repatriación se realice a través de Algeciras.
El Gobierno Civil ha atendido su ruego y los norteafricanos saldrán hoy para Nador, vía Melilla, en las dos líneas regulares de El Melillero, a las 9.00 horas y a las 00.00 horas.
Aislados en el garaje del Ayuntamiento de El Ejido, el medio centenar de emigrantes han matado las horas entre rezos a Alá y las puntuales entradas del propietario del bar, que se ha encargado de la manutención a cuenta del municipio.
A los bocadillos de queso, tortilla o atún -no a los embutidos-, agua, café con leche y maritoñis para el desayuno suministrados por el presupuesto municipal, Almería Acoge ha añadido complejos vitamínicos para aquellos que presentan una situación anémica extrema.
Además, la asociación se ha preocupado de reclutar una treintena de colchonetas de gomaespuma, 40 mantas y gel y champú para las duchas habilitada en los bajos municipales. Pensar en su retorno a Marruecos tampoco resulta halagüeño cuando menos. Según el testimonio recogido por Juan Sánchez, "tienen verdadero miedo a pasar unos meses en la cárcel. Aunque desconocemos lo que podrá ocurrirles".
Pero el móvil económico, que no es otro para el responsable de Acoge, subsistirá al paso de los meses y, cuando vuelvan a encontrar dinero, "estoy seguro que volverán a hacerlo, porque, dada la situación caótica, un padre que ve peligrar su familia, hace lo que sea".
Con esta travesía, algunos de los marroquíes buscaban el reencuentro con Europa. Habían trabajado en España, poseen cuentas bancarias en el país y solicitudes de permisos de trabajo. Salieron, y se encontraron "con que la entrada es compleja".
La rigidez de la vigilancia en la zona de Algeciras ante la entrada clandestina de inmigrantes está diversificando las rutas extraoficiales que unen Marruecos y España. A juicio de Sánchez Miranda, los apresamientos masivos como éste no erradicarán el éxodo ilegal de marroquíes si acaso "variarán las rutas y entrarán por lugares más insospechados. Europa está siendo acosada por los cuatro costados y tendrá que hacerse un esfuerzo para normalizar la situación".
3.000 de éstos norteafricanos han hecho su intentona y han tenido éxito; son los que trabajan clandestinamente en los Invernaderos del Poniente de Almería. El destino de estos 54 podría haber sido las hectáreas bajo plástico de la zona o cualquier otra actividad en otra capital de provincia.
Cuando optan por subirse a una patera, cruzar el Estrecho de Gibraltar y apostar por el todo o nada; llevan en el entrecejo la palabra Europa
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