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Pesimismo sobre la pronta liberación de los rehenes secuestrados en Líbano

Tras cinco días de intensos contactos diplomáticos en Ginebra, las esperanzas de hallar una rápida solución a la crisis de los rehenes y prisioneros en Oriente Próximo parecían desvanecerse anoche. Negociadores israelíes trataban de rescatar la misión de Javier Pérez de Cuéllar, secretario general de la ONU, afirmando que una solución es todavía posible. También confirmaron que el Estado judío podría comenzar a liberar rehenes y prisioneros árabes si obtiene información fiable acerca de la suerte de siete soldados israelíes desaparecidos en el Líbano en 1982, pero de ninguna de las organizaciones en cuyo poder están los israelíes y los rehenes occidentales ha salido una sola palabra.Javier Pérez de Cuéllar no quiere dar la impresión de que ha llegado la hora de levantar las manos. El secretario general de las Naciones Unidas reiteró el miércoles que hay razones para mantenerse optimista, pero obviamente una solución inmediata a la crisis de los rehenes y prisioneros en Oriente Próximo, contrariamente a lo que se sostenía hasta hace pocas horas en Beirut, no está aún al alcance de la mano.

Quizá la más elocuente señal de que es inútil esperar un acontecimiento decisivo en las próximas horas o una nueva ronda de negociaciones de alto nivel la dio el propio secretario general de la ONU. Pérez de Cuéllar partió de Ginebra para una serie de visitas a capitales europeas, incluyendo una etapa en Lucerna, donde posará para el retratista suizo Hans Enri.

Poco antes de emprender vuelo, Pérez de Cuéllar dijo que podría haber novedades "en algunos días o semanas. No lo sé, depende de lo rápidamente que se produzca una reacción de ambas partes".

Mantener el diálogo

Los israelíes están aparentemente empeñados en mantener el diálogo a flote, pero sin hacer la más mínima concesión: Uri Lubrani, el experto de Israel en cuestiones del Líbano que encabeza la delegación de su Gobierno en Ginebra, reiteró que el Estado judío podría comenzar a liberar a "prisioneros" árabes una vez que Tel Aviv obtenga información veraz acerca de la suerte de los soldados capturados desde la invasión israelí de 1982. Antes de eso, nada."No haremos ningún gesto en tanto no tengamos información sólida, clara e inequívoca relativa a nuestros prisioneros", declaró Lubrani. "No cederemos ante ninguna presión".

Idéntica intransigencia se registraba en las Filas de los musulmanes, que según varias versiones tienen en su poder a tres israelíes -los otros cuatro han sido dados por muertos hace tiempo-. De parte de las organizaciones guerrilleras afiliadas al Hezbolá, el proiraní partido de Dios que encabeza el movimiento de resistencia contra la ocupación israelí, tampoco hubo señal alguna.

En un intento por evitar que la determinación de ambas partes termine por torpedear el actual proceso de negociaciones, el jeque Mohammed Mehdl Shamsedín, líder espiritual de los shiíes del Líbano, instó a los carceleros de los israelíes a dar alguna noticia de los soldados. Shainsedín expresó su apoyo total a la mediación de Pérez de Cuéllar, pero advirtió que sería ingenuo esperar resultados inmediatos.

El líder shií reiteró indirectamente lo que en casi todos los medios musulmanes se da por descontado: ninguna de las organizaciones que tienen en su Poder a los 10 rehenes occidentales va a liberar más cautivos. La liberación del periodista británico John McCarthy y el aventurero norteamericano Edward Tracy la semana pasada ha sido el más elocuente gesto de buena voluntad de parte de los secuestradores musulmanes.

El próximo paso, se afirma, debe ser dado por Israel. Si el Estado judío libera a por lo menos alguno de los 400 árabes detenidos en prisiones árabes, podría salir otro rehén occidental. Mientras tanto, son pocas las esperanzas de que los enemigos del Estado judío vuelvan a hacer nuevas concesiones en este difícil proceso hacia la liberación de los rehenes.

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