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La vuelta de los toros pródigos

La Coruña estrena hoy coso taurino después de 24 años sin celebrar corridas

"¿Afición a los toros en Galicia? Hay un aficionado en Monforte y se sospecha de otro", ironizaba hace medio siglo el periodista y escritor coruñés Wenceslao Fernández Flórez. Desaparecidos desde entonces todos los cosos gallegos, a excepción del pequeño y destartalado de Pontevedra la terquedad de algunos correligionarios del monfortino y del sospechoso ha hecho el milagro de que desde hoy, después de 24 años de silencio, se escuchen de nuevo los clarines en La Coruña. El nuevo coso taurino ha costado 2.000 millones de pesetas.

Esplá, Morenito de Maracay y Víctor Mendes, hoy, día 12; Roberto Domínguez, César Rincón y Joselito, el 13; Ortega Cano, Emilio Muñoz y Espartaco, el 14, oirán unos olés redoblados por la emoción del reencuentro y por el eco: la plaza es una de las escasas cubiertas del mundo. La antigua, escenario de la alternativa de Luis Miguel Dominguín y del hecho que provocó la implantación de la cruceta del estoque (en 1934, a Belmonte le saltó la espada al descabellar, matando a un espectador), desapareció poco antes de cumplir los 100 años. El último festival taurino se celebró en octubre de 1967, y, paulatinamente, la arena fue sustituida por ajardinamientos y torres de edificios en la zona de mayor nivel y densidad de población de la ciudad.El Coliseum, denominación exigida por la Xunta de Galicia para aportar los 2.000 millones de pesetas que costó, es un centro de espectáculos polivalente, diseñado por el arquitecto Salvador Pérez Arroyo, en el que ya han dado conciertos desde Sting y Paul Simon a la Caballé y Carreras.

Versátil

La versatilidad de este edificio circular de 18.000 metros cuadrados, sobrevolado por un arco de cemento permite conjugar los desolladeros y la capilla, preceptivos en los festejos taurinos (modalidad que permite un aforo de 9.000 espectadores), con los camerinos adecuados para las estrellas de los espectáculos de ópera (3.500 plazas), de rock (13.000) y los vestuarios para practicantes de media docena de deportes (11.000). Para hacerlo posible, se pueden quitar y poner desde barreras y burladeros a un techo acústico modular."No es la plaza clásica; los asientos son de plástico, y no habrá ese ambiente característico de sol y moscas, pero hoy la gente quiere comodidades y creo que apenas se van a apreciar las diferencias", sopesa Luis Mariñas, presidente de la peña taurina de La Coruña, apodada por ahí La Milagrosa por haber susbsistido un cuarto de siglo sin plaza propia.

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