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El Ramón y Cajal reduce su lista de espera desviando 1.200 enfermos a una clínica privada

El hospital Ramón y Cajal, conocido como el Piramidón, dió el año pasado un primer paso hacia la privatización de la sanidad pública. Envió a una clínica privada a todos los enfermos que precisaban operarse de patologías leves o medianas (fimosis, vesículas, apendicitis ... ). Esta experiencia pionera en España, supuso para las arcas del hospital, dotado con 1.200 camas, un ahorro de 1.000 millones de pesetas. El Piramidón consiguió así un doble objetivo: reducir costes y aminorar las listas de espera, especialmente abultada en áreas como urología, según afirma José Aguado, subdirector de gestión.

Una intervención quirúrgica de vesícula, por ejemplo, cuesta entre un 300% y un 400% más cara en el Ramón y Cajal que en una clínica privada. Al margen del ahorro económico, la experiencia permitió al Piramidón reservar su avanzada tecnología para los cuadros clínicos más graves, según afirma José Bernar, miembro del equipo que: ha coordinado el proyecto. Unos 1.200 pacientes se han acogido en 1990 a esta singular iniciativa. Los propios cirujanos del Ramón y Cajal se desplazaron por las tardes a la clínica para efectuar tales intervenciones.El Ramón y Cajal, que tiene un presupuesto anual próximo a los 20.000 millones de pesetas, que le convierte en una de las principales empresas públicas de Madrid, pagó 1.000 millones de pesetas al Sanatario de Especialidades del Aparato Respiratorio (SEAR), ubicado en la carretera de Colmenar Viejo, por utilizar sus quirófanos e instalaciones para operar a los enfermos excedentarios. Por cada enfermo desviado a la SEAR, el Piramidón pagó una media de 80.000 pesetas, 8.000 por cada día de estancia.

Los 1.000 millones que se ahorró el Piramidón han revertido al Insalud. La experiencia se encuentra ahora paralizada, por dos motivos: la SEAR, por un lado, exige más dinero por prestar sus instalaciones, y el Insalud, por otro, prefiere aguardar hasta septiembre próximo, cuando empezará a redefinir la que será su futura política sanitaria, antes de prorrogar este concierto.

Reducción de gastos

Carlos Bernar afirma que la experiencia no sólo ha permitido reducir sensiblemente las listas de espera quirúrgicas del Ramón y Cajal, sino también los gastos y, "curiosamente", la estancia media de los internos. "Creíamos que al dejar aquí [en el Ramón y Cajal] las patologías más graves, aumentaría la estancia media; sin embargo, ha ocurrido lo contrario", subraya.La estancia media de enfermos en el Ramón y Cajal se aproxima a los 10 días. Sin embargo, para firmar el acuerdo, el gerente del Piramidón, Diego García Caparrós, exigió al SEAR que ésta no superase los tres días, según asevera Manuel Luna Arteaga, jefe de administración del Sanatario de Especialidadades del Aparato Respiratorio. "Algunos enfermos han estado dos o tres días, pero también los ha habido que han estado entre 10 y 15", precisa Luna.

Un enfermo hospitalizado en el Ramón y Cajal cuesta cada día a la Seguridad Social del orden de las 45.000 pesetas, mientras que en la SEAR sólo asciende a 8.000. Esta clínica, construida hace 40 años, dispone de cuatro quirófanos, 300 empleados y 325 camas. Según Luna, su sanatorio está dispuesto a prorrogar el proyecto piloto que ha mantenido con el Ramón y Cajal, pero a cambio de un incremento de las prestaciones económicas.

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Tanto Luna como Bernar coinciden en que el proyecto, en general, ha sido positivo, aunque el primero sostiene que no tanto para su sanatorio si se considera el bajo coste pagado por los servicios prestados. "Hay que renegociar las prestaciones económicas", asevera Luna.

Los médicos del Piramidón que operaban en el SEAR percibían por su trabajo extra el mismo dinero que cobran en la actualidad por una guardia; aproximadamente, 20.000 pesetas.

Los enfermos no pusieron, en general, ninguna objeción a ser intervenidos en el citado sanatorio. Al ser desviados al SEAR, se les conformaba diciéndoles que el tiempo de espera era sensiblemente inferior y que los cirujanos eran los mismos del Ramón y Cajal.

El director del Piramidón, satisfecho con los resultados, quiere reiniciar el desvío de enfermos al SEAR, pero desde el Insalud se le ha dicho que aguarde hasta después de las vacaciones.

El Insalud mantiene conciertos con clínicas privadas, pero distintos a éste. Nunca antes un hospital había desviado a todos sus enfermos leves a un centro privado para ser operados.

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