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Entrevista:

"Yo siempre digo la verdad"

CARMELO MARTíN Conde está en La Graciosa para "vivir estos atardeceres, que sólo existen aquí y en Marruecos", porque a la ministra le atrae el continente vecino. Los suelos áridos de volcanes de otros siglos que descubrió en la reciente cumbre hispano-alemana celebrada en Lanzarote le hicieron ver que "este paisaje y esta luz tienen algo que ver con África".

Pregunta. ¿Ahora, con el reloj parado, diría que ha cambiado su vida privada desde que es ministra?

Respuesta. No mucho. Sigo teniendo la misma relación con mis amigos. Sí ha cambiado la disposición de tiempo. Trabajo mucho, es agotador. Cambia la vida pública, pero la privada, absolutamente, no.

P. ¿Y su visión personal de la realidad de España?

R. Pues ha cambiado un poco, pero tampoco mucho. Por mi profesión de socióloga, siempre me había dedicado bastante a la investigación empírica y creo que tenía una visión acertada de lo que es la sociedad española. Lo que pasa es que una vez ya en el Gobierno ves a España desde la responsabilidad y, no con la distancia del investigador.

P. ¿Le han dado ganas de salir corriendo y volver a la sociología?

R. Muchas. Me sigo preguntando qué hago aquí, pero no me arrepiento. Un Gobierno tiene una cantidad de información que es sorprendente. Aprendes a trabajar de una forma distinta, más rápida, porque tienes que enfrentarte a muchas cuestiones. Personalmente, es una experiencia muy enriquecedora. Pero a mí me gustaría pensar que es sólo un paréntesis en mi vida. Cada día pienso que me queda un día menos. Me lo enseñó Enrique Barón cuando dejó de ser ministro. Es una forma de defensa ante el fuerte ritmo que exige este trabajo. Yo creo que le dedico todas las horas del día.

P. ¿La mayonesa sin huevo es también una de esas informaciones a la que se refería o es un tema menor?

R. Es un acuerdo del Consejo de Ministros. A mí me parece un acuerdo importante para tratar de evitar la salmonelosis. La gente se ríe, pero no es ninguna broma en un país donde al sur hace tanto calor en verano, con gran riesgo para la salud. Nosotros también tenemos que preocuparnos de eso.

P. Usted dijo, al término del último Consejo de Ministros, que el Gobierno está unido en torno a la nueva política presupuestaria. ¿Cómo creerle?,

R. Yo siempre digo la verdad. Si algo no puedo decir me lo callo, pero jamás miento. Cuando llegué al Gobierno le dije a Felipe González desde la ingenuidad del que llega: "Sólo hay una condición para ser portavoz y es que yo siempre quiero decir la verdad". El presidente me contestó: "Siempre la tendrás que decir". Y ahora es él el primero que me repite constantemente: "Hay que decir siempre la verdad". Y la verdad es ésa, que, en el fondo, hay unidad de criterios entre los ministros sobre la situación económica y los presupuestos. Es lógico que en la defensa que haga cada uno de su propia área haya momentos de tensión Yo, en el Consejo analizo y veo el ambiente, y cuando digo eso es porque me lo creo, porque es así.

P. ¿Hay debates en los consejos o, llegan los asuntos masticados?

R. Hay debates y yo diría que cada vez son más importantes [Rosa Conde no se alarma ante la sugerencia de transmitir un consejo y a la opinión pública]. Cada cosa que se dice tiene un previo debate. De hecho, los consejos ahora son especialmente largos.P. ¿Echan de menos a Alfonso Guerra?. R. No... No es que no se le eche de menos. El Consejo es un órgano colectivo del Gobierno. Siempre los debates han sido muy ricos, tanto con Guerra como sin él. Lo que pasa es que Guerra es una personalidad muy fuerte, muy específica, muy atractiva. Pero no son cosas que afecten para nada la marcha del Gobierno.

P. ¿Y Felipe González ha cambiado?

R. Antes de llegar al Gobierno no le conocía. Siempre me ha parecido que mantiene una actitud de serenidad.

P. ¿A qué aspira?

R. A ser creída y respetada.

P. ¿Ser mujer lo pone más difícil?

R. Influye muchas veces negativamente y a veces positivamente. Siempre introduce un elemento de dureza y dificultad. Lo que hay que procurar es decir siempre la verdad y que te crean, y para esto da igual ser hombre o mujer. Hacerse respetar cuesta. más siendo mujer.

P. ¿Pero se consigue?

R. Sí, se consigue.

P. ¿Disuade a los ministros que se

Sienten perseguidos por la prensa?

R. Tengo la obligación de analizar las reacciones que se producen respecto a los medios de comunicación y de actuar, si se quiere, incluso de defensora de los medios dentro del Gobierno en el caso hipotético de que haya una reacción contraria. Ahora bien, uno está de un lado; es decir, yo formo parte del Gobierno y asumo sus posiciones. Yo siempre tengo que lograr que me crea el periodista. P. ¿Son malévolos los periodistas españoles?

R. Lo que he podido aprender es que muchas cosas suceden a veces por ignorancia, por rapi.dez en la transmisión, por muchos factores. A veces, también, el periodista actúa irnalévolamente. Yo tengo la obligación de analizar por qué una información quesc ha dado de una determinada manera aparece de otra. Una parte de la responsabilidad a veces es mía, porque, quizá, no tuve la frescura de saber comunicar. Es importante la frescura.

P. ¿Qué dice su cuadernillo sobre cómo vender los acuerdos de] Gobierno?

R. Que hay que hacerlo con serenidad y con matices. Sobre todo, con matices. Yo creo que en política no hay blancos y negros, todo está lleno de matices. Al principio lo que más me costaba es que me entendieran los matices. Siempre se me acusó de imprecisa, de poco segura. Y no es que no tenga seguridad en lo que dí es que creo que la realidad es muy rica y la transmisión tiene que serlo también.

P. ¿Hasta qué punto es importante la comunicación piara el Gobierno?

R. Importantísima. No te das cuenta hasta que no te metes en una tarea como ésta. Desde que soy ministra me he interesado mucho por esta cuestión. Precisamente, Giscard d'Estairig subray ba el otro día en una entrevista en EL PAÍS [véase EL PAIS del 3 de agosto] la gran importancia que tienen los medios de comunicación para el político. Por eso hay que hacer un esfuerzo para que las relaciones sean buenas. Se refinó a algo que yo he intentado practicar desde que: estoy en este ministerio, y es que con los medios hay que relacionarse con naturalidad. He recibido críticas por ello. Pero creo que, al final una persona es mucho más creíble cuando es natural en su expresión y,en su corriunicación con los demás, que cuando utilLsa un lenguaje sofisticado y oscuro. Cuando hablo con los medios de comunicación. sé que lo estoy haciendo, al mismo tiempo, con el ciudadano de a pie. Estoy convencida de que quien me escucha en cualquier pueblio quiere que le hable con un lenguaje natural y llano.

P. ¿Es cierto que desde la guerra del Golfo ha crecido su poder como ministra?

R. Esa es la imagen que hay fuera. Yo no estoy más metida ahora ni mi tarea es más política. Pero yo digo siempre que para un político lo importante no es lo que es sino la imagen que da, y, en ese sentido, creo que para la gente el ministerio en su conjunto y yo misma hemos ganado peso político dentro del Gobierno.

P. ¿Hay asuntos reservados que se calla?

R. No muchos. Si creo que estoy transmitiendo a la sociedad todo aquello que pienso que debe saber, aunque me guarde algo en la cabeza que no diga, no me produce incomodidad, y, si es así, lo puedo hacer.

P. ¿Cuál cree que es la imagen actual de los políticos españoles tras las denuncias sobre corrupción?

"En el fondo hay una unidad de criterios entre los ministros sobre la situación económica y los presupuestos".

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