'Ordinary people'
Estuvimos de viaje recientemente por la llamada España de la cultura en su versión zona central (Aranjuez y Toledo), llevando con nosotros varios niños por aquello de inculcarles un cierto afecto por lo suyo. En Aranjuez fuimos a visitar la pequeña Casita del Labrador y el museo que contiene las falúas reales.En la Casita nos llevaron casi a punta de pistola unos guardias que decían actuar en nombre de la dirección, sin tener la menor oportunidad de recrearnos viendo los frescos que adornan sus salas, ni siquiera de adquirir una cierta noción temporal del lugar a base de permanecer un cierto tiempo en él. Un supuesto guía con un melancólico aburrimiento nos iba ilustrando de todas las tonterías que se pueden decir sobre un palacete.
Un tanto indignados, pero aún con muchas ganas, nos dirigimos al museo para poder contemplar las falúas, de cuya historia nos habíamos documentado perfectamente a base de historiadores navales (en su mayoría extranjeros).
Vuelta a empezar: seis guardias a la puerta nos perdonaron para entrar, y ya dentro, al paso de la oca, una guía nos ilustró sobre una historia de las falúas que sólo se parecía a la realidad en el nombre de los barquitos. Eso sí, un guardia armado hasta los dientes nos hacía callar ante el más mínimo comentario entre nosotros.
Y así concluyó nuestra visita a la hermosa Aranjuez. En todas partes pagamos nuestra entrada, no robamos nada, somos ordinary people, que dirían los americanos, ¡y nos trataron así!
España cañí versus España moderna (¿quién gana?).-
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