Los jóvenes que cantan el 92
La nueva generación de cantantes de ópera se dispone en España a relevar a sus maestros
Una nueva generación española de voces líricas está ya dispuesta para tomar el relevo. Se forman en las escuelas de canto o con profesores particulares. Hacen sus primeros pinitos cantando zarzuelas o romanzas en cafés cantantes con funciones colegiales. Se presentan a concursos de canto. Efectúan audiciones y llegan a ser partiquinos en algún título estelar de ópera. Estudian continuamente para perfeccionar técnica y expresión. Demasiada disciplina, horizontes poco claros. Adoran a Alfredo Kraus o Plácido Domingo o Montserrat Caballé o Teresa Berganza. Sueñan en ser algún día como ellos. Se llaman Jaume Aragall, hijo; Maite Arruabarrena, Iñaki Fresán o Lola Casariego, entre otros muchos.
"En la ducha siempre cantas bien, en casa de la profesora a veces, pero la hora de la verdad es en el teatro", afirma Iñaki Fresán, único alumno de la gran soprano Victoria de los Ángeles.Natural de Pamplona, Fresán ha ganado varios premios del concurso Viñas. En el extranjero ha obtenido galardones en Salzburgo (1988) y Totti dal Monte (1990). "Fuera de España estoy mejor considerado que aquí. Tal vez con la apertura de fronteras sea más fácil que se nos valore de forma justa y tengamos una mayor presencia en los teatros".
Tres médicos pronosticaron a Enrique Viana, tenor madrileño, que no podría volver a cantar tras una afección que tuvo en las cuerdas vocales cuando tenía 18 o 19 años. "Estuve cuatro años únicamente vocalizando; ahora estoy totalmente recuperado y doy recitales con normalidad". Prototipo de cantante intelectual al estilo Kraus, al que admira, o entre los jóvenes María Bayo, Enrique Viana va a realizar unas audiciones este mes de julio en Glyndebourne y en el Covent Garden de Londres. Cree en una forma española de acercarse al canto y opina que las voces españolas son más cálidas que las italianas y alemanas en el repertorio belcantista.
Maite Arruabarrena sorprendió en Madrid el pasado junio haciendo una Rosina de El barbero de Sevilla espléndida, dentro de una compañía itinerante de ópera italiana. Procedente de Rentería (Guipúzcoa), estuvo 17 años en la Coral Andra Mari, dirigida por José Luis Sansorena. "El coro me ha supuesto todo. Casi como un juego a los siete años ya tuve mis primeros papeles solistas, y sin darme cuenta me he hecho un repertorio". En la actualidad vive en Italia.
Lola Casariego debutó en Madrid en dos géneros tan antagónicos como la zarzuela y la ópera contemporánea. Así, en el teatro de la Zarzuela cantó La Chulapona, y en la sala Olimpia El bosque de Diana. "Una doble experiencia interesante que me dio soltura escénica y seguridad vocal", dice. Natural de Oviedo, Lola Casariego tiene sus dudas sobre la idoneidad de las audiciones para la adjudicación de papeles en ópera. "Es como una lotería. Si un día estás nerviosa o no te sale bien te has jugado la temporada".
Carlos Álvarez, barítono, nació en Málaga, aunque sus primeros pasos líricos de cierta importancia los dio en el teatro Arriaga de Bilbao, culminando con el papel estelar de Tarde de poetas, de Luis de Pablo, en septiembre de 1990. Después vinieron sus actuaciones madrileñas en La del manojo de rosas, en el teatro de la Zarzuela, y Luz de oscura llama, en la sala Olimpia.
Carlos Álvarez compagina la lírica con la universidad. "Sigo estudiando Medicina, es difícil abandonar un gusanillo científico y humanista como éste, pero cada vez se me está convirtiendo más en hobby. Aspiro a ser el médico particular de mis compañeros de reparto".
A punto de cumplir los 26 años, Jaume Aragall, hijo, sigue los pasos de su padre, el tenor Jaume Aragall, aunque únicamente desde hace cinco años. Estudiaba Ciencias Empresariales, pero la mili interrumpió su futura carrera de empresario. "Cuando volví a la vida civil lo dejé porque me había dado cuenta de que lo que me gustaba era cantar. Mi padre me dijo: 'Haz la prueba', y la hice".
Ni en broma
Sus recuerdos de infancia son las notas de La donna e móbile y las representaciones de La Bohème. "Jamás había cantado, ni siquiera en broma. Tenía la sensación de que no me sabía el mecanismo de cómo emitir el sonido". Aragall, con el sentido pragmático de los catalanes -ha nacido en Barcelona aunque ha vivido mucho tiempo en Milán-, ha optado por prepararse a fondo con la profesora de canto Núria Aragonés. "Me quiero ganar la vida con el canto. Mi sueño sería hacer disfrutar a la gente y disfrutar también yo". Desde su metro ochenta y un centímetros de estatura, Aragall sabe que la comparación con su padre se produce al instante de abrir la boca, apenas rompe a cantar: "Hay opiniones para todos los gustos, aunque la mayoría dicen que sí, que me parezco a mi padre, aunque mi voz sea todavía más inmadura".Renata Scotto y Jaume Aragall dieron la alternativa como soprano lírica a Verónica Villarroel. "Fue en abril de 1986, en Santiago de Chile; fue muy emocionante cantar junto a ellos La Bohème". Chilena, dice tener "veintitantos años", está en la lírica por accidente: "Tuve que dejar mis estudios a los 20 años porque a mi padre le dio un infarto y como éramos seis hermanos y en casa se necesitaba el dinero tuve que ponerme a vender gerinicidas en la calle. Yo lloraba porque no me gustaba eso. Un amigo que sabía que necesitaba plata me dijo que había un teatro que estaba haciendo zarzuela y así empezó todo". De La rosa del azafrán pasó, ayudada por la casualidad, al coro del teatro Municipal de Santiago de Chile. Pero cuando Renata Scotto escuchó su voz decidió que Verónica Villaroel era más que una promesa y le costeó los estudios de canto en la Juilliard School de Nueva York. Con la obtención del primer premio de concurso de canto Luciano Pavarotti y del auspiciado por el Metropolitan Opera House, su carrera quedó bien encarrilada.
No son los únicos, pero de muestra vale un botón. Ignacio Giner, Juan Luque, Pilar Torreblanca, Gloria Fabuel, Stefano Palatchi, José Sempere, Antonio Comas, Inmaculada Egldo, Teresa Verdera, María Gallego, Carlos García Parra, Isabel Rey, Manuel Lanza y otros renovarán el arte lírico.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.