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Entrevista:

"Soy un trabajador de los sonidos del alma"

Es un veterano con espíritu adolescente. Se entusiasma con los nuevos discos de blues, con la música "no comercial" y con cualquier ritmo que no haya sufrido la manipulación de intemediarlos. Vestido con vaqueros amplios, zapatillas de deporte y una camiseta sin mangas, rechaza la palabra nostalgia y se inclina por "una forma de trabajar basada en la constancia, en el esfuerzo diario, y en la convicción de que el mundo del blues nunca se acaba de aprender".Por su banda, The Bluesbreakers, pasaron músicos del calibre de Peter Green, Eric Clapton, Mick Taylor o Jack Bruce. Pero prefiere ser recordado por sus conciertos, "que, a fin de cuentas, es cuando un bluesmen debe demostrar que los tiene bien puestos". A sense of place, su nueva grabación, es un reencuentro con la buena música, después de algunos devaneos comerciales no demasiado afortunados. "Sólo he buscado la suficiente motivación", dice. "Firmo un solo tema del disco porque, simplemente, conozco gente que escribe mejores canciones, como J. J. Cale o J. B. Lenoir. Incluso mi mujer, Maggie Mayall, ha compuesto una canción (I can't complain). Mi única preocupación es ser totalmente fiel al sentimiento de cada tema. Letra y música deben ser un bloque real, basado en la vida de la gente de la calle; el resto tiene que surgir solo".

John Mayall es una antiestrella, y habla de su música como de "un trabajo que tiene como única meta el que los oyentes crean en ti, en lo que les estás diciendo. Mis discos y mis conciertos son el diario de mi vida", asegura, "y cualquiera que desee conocerme debe remitirse a ellos. Así se daran cuenta, por ejemplo, de que el mundo del blues-rock desgasta bastante. Es muy difícil mante

ner un nivel creativo alto durante mucho tiempo; por eso sólo grabo durante tres semanas al año, y realizo con mi banda alrededor de 120 conciertos. Me niego a hacer muchas entrevistas y agotadoras campañas promocionales. Cuando llevas mucho tiempo en este negocio, o aprendes a controlar tu energía o corres el riesgo de convertirte en un pelele, como les está pasando a muchos".

Los nuevos bluesmen blancos, como Jeff Healey o Chris

Whitley, le resultan lejanos. "El blues, como el rock, sigue unos ciclos repetitivos, y los músicos y los aficionados van subiendo poco a poco al tren", asegura Mayall.

"Yo estoy en esto desde los sesenta, y una de las pocas cosas que tengo claras es que existen sonidos eternos, como el blues, el rock o la música clásica, y otros que únicamente se fabrican para satisfacer un determinado mercado de consumo. Afortunadamente, lo auténtico está sumergido en una

mecánica de giro continuo, y la juventud de cualquier generación puede tener acceso a ello en cualquier momento. ¿El blues, una moda? Es posible, pero siempre es mejor que nada y, además, de toda la basura que se genere seguro que se pueden sacar cosas en limpio. El público escucha un anuncio de pantalones vaqueros, pregunta en una tienda de discos y se entera de que la canción que le gusta es de un tal Muddy Waters. Después, se interesa por John Lee Hooker, B.B.King o Robert Johnson, y así puede descubrir el blues".

Directo

"Mi actual directo esta basado practicamente en su totalidad en A sense of place, mi nuevo disco" dice, "y en la recuperación de media docena de canciones antiguas; lo realmente importante es que la banda que me acompaña es la mejor que he tenido jamás. Puede parecer una estupidez que diga esto alguien que a tocado con Peter Green, Eric Clapton o Jack Bruce, pero es rigurosamente cierto. LLevamos más de seis años juntos, y eso se nota en cada canción, en cada improvisación".

"Creo que han pasado los tiempos de las superestrellas, de los grandes nombres escritos con mayúsculas en las enciclopeadias del rock, y hemos entrado en una epoca en la que lo único realmente importante para un músico de blues es el trabajo diario", continua diciendo. "Yo me considero un trabajador de los sonidos del alma, de las músicas profundas y de las tradiciones rítmicas, y no quiero perder por nada del mundo lo que de humilde tiene esa posición. Si te despegas de la realidad es practicamente imposible hacer buena música, y mucho más dificil aun hacer buen blues".

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