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Escepticismo en Beirut sobre la devolución del sur de Líbano por parte de Israel

Tras la derrota de la guerrilla palestina a manos del Ejército libanés, el Gobierno prosirio de Beirut aguardaba ayer la materialización de las promesas norteamericanas de presionar sobre Israel para ayudar a Líbano a recuperar una franja de territorio ocupado por el Ejército israelí desde hace 13 años. Ajenos a la euforia oficial creada por el nuevo golpe a los palestinos, analistas políticos en Beirut pronosticaban ayer que puede ser una larga espera.[Los guerrileros de la OLP entregaron anoche al Ejército libanés su armamento pesado, concretamente 10 lanzamisiles, 14 cañones anteaéreos y 7 jeeps dotados de cañones, informa Reuter].

El embajador estadounidense, Ryan Crocker, llevó al presidente Elías Haraui las felicitaciones de Washington por el éxito de una campaña que, al descalabrar la infraestructura de la guerrilla palestina en Sidón, ha demolido el principal bastión de Yasir Arafat en Oriente Próximo.

Según fuentes oficiales, Crocker también reiteró que Washington empleará su influencia sobre Israel para conseguir de este Estado al menos un gesto de flexibilidad, y en círculos bien informados se dijo que el Gobierno libanés está empeñado en recuperar cuanto antes el pueblo cristiano de Jezzine, a 28 kilómetros de la frontera con Israel.

Al término de las conversaciones, Crocker declaró a los periodistas: "Nuestra posición es bien clara con respecto a la extensión de la autoridad del Gobierno hacia todo el territorio libanés, y esto incluye el sur".

Horas después de la derrota de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), mientras en Beirut se comenzaba a hacer planes para expulsar a millares de fedayín, Siria advirtió que Israel "ya no tiene pretextos para permanecer en Líbano". El Gobierno de Damasco respalda sólidamente las demandas libanesas en favor de una amplia acción diplomática internacional para hacer cumplir la resolución 425 de las Naciones Unidas, que desde 1978 aboga en vano por el repl legue de las fuerzas israelíes hasta la frontera.

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Negativa de Arens

Si existían esperanzas de un cambio de actitud en Israel, el ministro de Defensa de este país, Moshe Arens, se encargó de eliminarlas con una contundente reafirmación de que el Estado israelí no piensa abandonar lo que eufemísticamente define como su "zona de seguridad" en Líbano. En una declaración que pareció más bien dirigida a Washington, Arens dijo además que Israel no va a "autorizar" el desplazamiento de] Ejército libanés hacia Jezzine. Para el Gobierno israelí, el ejército que acaba de aplastar a los palestinos de la OLP en Sidón no es garantía de seguridad para Israel.

Haraui y Siria no tiene más alternativa que la vía diplomática. Un diplomático occidental apuntó: "Haraui depende de la presión de Estados Unidos sobre Israel. Si Washington no consigue mover a los israelíes, Haruai se expone a ser acusado de eficiencia en la represión de los palestinos, pero de absoluta parálisis frente a un ejército de ocupación".

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