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Un informe oficial confirma fraudes millonarios en las compras de carne del 'Piramidón'

Un informe realizado en 1990 por la inspección de servicios del Ministerio de Sanidad ha descubierto que en el hospital Ramón y Cajal, conocido como el Piramidón, se compraron entre 1986 y 1989 partidas de carne suficientes como para que cada enfermo del centro pudiera comer un kilo cada día. El informe oficial también concluye que se compraban alimentos que no se incluían en los menús ni se servían a los pacientes, de manera que se llegó a registrar un exceso de suministros hasta seis veces superior a las necesidades del hospital. El fraude, cuya cuantía no se especifica en el informe, asciende a decenas de millones, según diversas estimaciones.

La investigación fue encargada por la Dirección General del Instituto Nacional de la Salud (Insalud), con conocimiento de la dirección territorial de Madrid, a raíz de la aparición de unos pasquines en febrero de 1990 en el hospital que le acusaban de adjudicar el concurso público del su ministro de productos cárnicos (carnes, pollo y embutidos) a la empresa de Saturnino Ramos, de Toledo, en 1989. Estas denuncias son rechazadas en el informe. Diego Caparrós, actual director gerente del Piramidón, trabajó en el mismo cargo en el hospital General de Toledo. Francisco Ortega, hasta el pasado viernes director regional del Insalud y actual secretario de la Dirección General de Salud, no ha podido ser localizado por este periódico para que explicase los datos del informe. El suministro de carne había dependido hasta mayo de 1989 de la empresa de Manuel Jaquete Bueno, radicada en Madrid. A este carnicero se le había adjudicado el concurso dos años antes, a pesar de que su oferta no era la más económica y además presentaba algunas irregularidades como la falta de fiscalización previa del gasto. Desde el año 1976, Jaquete vendía como suministro menor por adjudicación directa -no sujeta a concurso la carne consumida en el Ramón y Cajal, según el texto del informe.Descenso del suministro Los inspectores del ministerio manifiestan su extrañeza por el brusco descenso en los suministros de carne en el centro sanitario tras la adjudicación a la empresa de Saturnino Ramos. Y especialmente sin que los pacientes ni los cocineros apreciaran ninguna reducción en la cantidad de productos cárnicos disponibles. El director gerente del Piramidón calculó en un 40% la disminución del gasto por este concepto en el año 1990. Según el texto del informe, los pedidos eran muy superiores mientras dependían de Jaquete A titulo de ejemplo, veáse la adquisición de Filetes de choto (terneral. En 1986, Jaquete proporcioriaba 591 kilos en una de las semanas del mes de agosto, con una media diaria de 798 comensales, mientras que en el mismo periodo del año 1989, y para una media de 750 comensales al día la empresa de Ramos aportó solo 166 kilos del mismo producto. Manuel Jaquete aseguró el pasado viernes que las cantidades servidas se ajustaban a los pedidos realizados por los responsables del hospital.En el informe se detalla que al cambiar la empresa concesionaria, los cocineros del Ramón y Cajal manifestaron su oposición al nuevo suministrador "por falta de calidad". Una de las partidas de carne, cuyo color fue criticado por los cocineros, resultó que estaba bañada en un refresco de cola.En el texto, Ramos acusa a algunos cocineros de exigirle comisiones (dinero o regalos) para encargarle así pedidos de mayores cantidades de carne. Esta imputación es rechazada por todos los cocineros en el informe. Uno de ellos aseguró el pasado viernes: "Antes de diciembre de 1990, simplemente íbamos a la despensa y cogíamos lo que necesitabamos para la comida de los pacientes, no interveníamos para nada en las cantidades que había que pedir. Ahora pedimos lo que vamos a consumir, y se lleva un estricto control por escrito de todo".Sin embargo, los inspectores comprobaron que antes de 1989 se registraron otras irregularidades: los cocineros diseñaban y calculaban los pedidos, que también en ocasiones eran confeccionados directamente por los proveedores; en algunos momentos no se pesaban los suministros que llegaban al hospital, y los alimentos se almacenaban sin ninguna vigilancia en cámaras frigoríficas que no contaban con nigún tipo de control.Petición de comisiones

En las conclusiones del estudio oficial de los inspectores del Ministerio de Sanidad se aconseja remitir el informe de los inspectores al Grupo de Investigación de la Seguridad Social de la Policía Judicial "a la vista de ciertas actividades irregulares, que presuntamente podrían constituir algún tipo de delito".

Entre las conclusiones de la investigación se cita "la petición de comisiones a Saturnino Ramos por parte de algunos cocineros del Ramón y Cajal y a un proveedor de frutas y hortalizas, así como el "ofrecimiento de comisiones por parte de un representante de la firma Manuel Jaquete", a un responsable de los servicios de hostelería de hospital a cambio de poder recuperar de nuevo la adjudicación del concurso. Este imputación también ha sido negada por el citado empresario.

El informe pide también que se aclaren las responsablidades de los empleados encargados de la unidad administrativa de compras y suministros y a todos los posibles implicados" .

El hospital Ramón y Cajal dispone de unas 1.200 camas, el 80% de las cuales suele estar ocupado a lo largo de todo el año. En el informe oficial se indica que a través de las declaraciones tomadas a diversas personas se ha determinado que "existe la opinión generalizada de que es excesiva la compra de víveres teniendo en cuenta las necesidades reales de la institución, y hay unanimidad en afirmar que los productos cárnicos suministrados eran sensiblemente superiores a los que se han condimentado posteriormente".

El actual director gerente aseguró que, a raíz de esta inspección, todas las irregularidades fueron corregidas, y que en la actualidad se lleva un estricto control del capítulo de gastos de alimentación.

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