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Gobierno y guerrilla logran otro plan preliminar de paz para Camboya

Los negociadores camboyanos en Tailandia anunciaron ayer un acuerdo preliminar para una paz definitiva tras 12 años de guerra en Camboya. El Gobierno y la oposición combatiente han manifestado su optimismo al término de tres días de negociaciones cuatripartitas precedidas por un prematuro anuncio del cese de las hostilidades.

Sobre el papel, lo que el primer ministro camboyano, Hun Sen, y la coalición que encabeza el siempre imprevisible príncipe Norodom Sihanuk han acordado en Pattaya es prácticamente la paz, pero siguen muchos cabos sueltos y gran confusión sobre cómo va a lograrse mientras no haya unanimidad sobre el plan presentado este año por el Consejo de Seguridad de la ONU.El joven Hun Sen ha manifestado que el Gobierno provietnamita camboyano acepta el plan, pero con la introducción de algunos cambios significativos, a los que no parecen del todo dispuestos a acceder los temibles jemeres rojos de Pol Pot y de su lugarteniente Khieu Samphan, la más poderosa de las tres facciones opositoras y responsable del exterminio de más de un millón de personas durante el régimen de terror que instalaron en Camboya en la segunda mitad de los setenta. El plan dejaría prácticamente el país bajo el control administrativo de la ONU hasta la celebración de unas elecciones democráticas aun cuando contempla la creación de un órgano ejecutivo presidido por Sihanuk, denominado Consejo Supremo Nacional (CSN), en el que estarán representados el Gobierno camboyano y las otras tres fuerzas combatientes.

El régimen provietnamita se resiste, sin embargo, a perder la soberanía y a desarmar a su Ejército, tal como exige el plan, por temor a dejar un vacío que pudieran ocupar los jemeres rojos, que se estima cuentan todavía con 30.000 soldados. Phnom Penh quiere, además, que en el documento de paz quede reseñado que las huestes de Pol Pot cometieron un genocidio en los cinco años que estuvieron en el poder, entre 1975 y 1979.

Hun Sen, sin embargo, ha hecho concesiones importantes, como son aceptar que observadores de la ONU supervisen el cese de las hostilidades y acordar con las demás partes una moratoria sobre el flujo de armas. Phnom Penh recibe apoyo militar de Vietnam y la URSS. Los jemeres, respaldados, aunque cada vez menos, por China, han aceptado ahora que el CSN tenga su sede en Phnom Penh.

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