EE UU y la CE no logran evitar la ruptura de la federación
Todas las presiones internacionales ejercidas en los últimos meses y semanas sobre Eslovenia y Croacia para impedir que proclamaran su independencia han sido baldías. Han sido masivas las advertencias en contra de estas medidas unilaterales", pero slovenia y Croacia dan un paso para el que sus Gobiernos y Parlamentos respectivos se ven legitimados por un apoyo masivo y directo en referéndum. Las dos repúblicas no están dispuestas a seguir en una federación corno la existente, que les somete a la condición de rehenes del régimen hegemonista serbio.Se lamentan de que el interés de EE UU y la CE por preservar Yugoslavia no se mostrara antes, hace tres años, cuando aún se podía haber logrado una vía democrática conjunta. Pero entonces nadie presionó a Serbia para poner fin a su implacable política represiva en Kosovo, -donde comenzó la disolución del Estado federado- o al hostigamiento político, económico y después armado contra las repúblicas septentrionales.
La ofensiva de la CE en favor de una "unidad yugoslava" llegó hasta el punto de enviar al representante del minúsculo Estado luxemburgués, De Poos, a Zagreb para convencer a Croacia de lo terrible que sería romper con la federación y convertirse en un Estado pequeño. Según los croatas, "parecía una broma". Las presiones se recibieron con estupor y amargura, pero también con la convicción de que el paso que se da hoy obligará a Europa a adoptar una posición más realista y menos cómoda.
Vieja aspiración
La comodidad, la pereza intelectual y el mal asesoramiento por parte de las embajadas en Belgrado ha hecho ignorar que estas dos repúblicas siempre afirmaron su deseo de crear una nueva Yugoslavia confederada.
También se considera un sarcasmo en Zagreb el apoyo europeo al primer ministro Markovic, un hombre nombrado por la ya disuelta Liga de los Comunistas, sin legitimidad alguna y que perdió toda elección a la que se presentó. Markovic vende bien sus ideas de reforma económica en Occidente, pero nadie parece preguntarle por su viabilidad, se subraya en Zagreb.
El reformista Markovic, que amenaza ahora a Croacia y Eslovenia con los tanques, nunca denunció a Serbia por su política en Kosovo, ni a su propio ministro de Defensa por armar a insurrectos serbíos en Croacia, ni a Milosevic por imprimir dinero por cuenta propia. Croacia y Eslovenia consideran que sí Milosevic es el responsable del óbito de la federación de Yugoslavia, Markovic intenta reflotar el cadáver para no ahogarse él mismo.
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