Felipe González condiciona su viaje a Israel al arranque del proceso de paz

El Gobierno español está dispuesto a retrasar las proyectadas visitas a Israel del presidente Felipe González y del rey Juan Carlos hasta que arranque un hipotético proceso de paz en Oriente Próximo, al que el ministro español de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, y, su homólogo israelí, David Levy, dedicaron buena parte de sus conversaciones ayer.

Levy, que llegó el lunes a Madrid, inició ayer su primera visita oficial a España. Tras una jornada de trabajo en el palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Exteriores, Levy se desplazó a Toledo para visitar las sinagogas del Tránsito y Santa María la Blanca y asistir a una cena que le ofreció su anfitrión en el palacio de Fuensalida. Fernández Ordóñez leyó allí un poema anónimo sefardí.El jefe de la diplomacia española reconoció que había hablado con su huésped de las próximas visitas oficiales españolas al Estado judío pero, si en marzo en Jerusalén llegó a anunciar que González viajaría este año a la ciudad santa, ayer sostuvo, en cambio, que de la estancia con Levy "no saldrán fechas" para el desplazamiento del presidente.

Acaso con el propósito de alentar a González, Levy, que es también viceprimer ministro, reiteró la invitación de su Gobierno y alabó al jefe del Ejecutivo español al que describió como "una persona abierta (...) que dio a su pueblo un gran empuje". "Una visita", reconoció, no obstante Levy, "no es algo que se impone".

Parece evidente que González no quiere comprometerse a ser el primer presidente español que pise suelo israelí mientras el pro ceso de paz que promueve Esta dos Unidos no arranque. Por ahora está estancado a causa de las exigencias de Siria e Israel, que se niega a que Naciones Unidas juegue el menor papel en la negociación y rechaza además la presencia en las delegaciones árabes de palestinos residentes en Jerusalén Este, el sector de la ciudad que se ha anexionado.

¿Reconciliación?

Levy dejó de lado su tono cordial cuando un periodista le expresó su sorpresa porque el ministro haya considerado que Sefarad 92, la conmemoración el año próximo de la herencia común hispano-judía, era una buena oportunidad para "reconciliar" a ambos pueblos. El ministro israelí insistió en que "reconciliación (...) es una palabra muy bonita y le damos gran importancia".La conferencia de prensa adquirió tintes de mitin cuando Levy explicó en términos muy duros el rechazo israelí a la participación de la ONU en las conversaciones de paz. Tras recordar que EE UU, la URSS y Europa estarán asociadas al proceso se preguntó: "¿Qué se pretende que haya, más padrinos que matrimonios?". "¿Se trata de un carnaval o de una paz?". ¡"Aquel que ha condenado el sionismo como una forma de racismo no puede ser un invitado objetivo"!

A renglón seguido arremetió contra Siria, cuyo papel en la guerra del Golfo ha incitado a los occidentales a mejorar sus relaciones con Damasco. "Nuestra paciencia con Siria durante la contienda del Golfo", advirtió a Hafez el Asad, "no es a plicable automáticamente". "Esperamos que Siria comprenda que toda aventura militar contra Israel la pone a ella ante todo en peligro".

Tanto en la conferencia de prensa como en su discurso de la cena Fernández Ordóñez alabó "los esfuerzos positivos que personalmente hace [Levy] para llevar adelante el proceso de paz" en el que se ha empeñado con "coraje y decisión". Recordó, no obstante, "los legítimos derechos y apiraciones".