Muere a los 91 años el pintor mexicano Rufino Tamayo

AGENCIAS / EL PAÍS El pintor Rufino Tamayo, considerado como uno de los más importantes artistas mexicanos de este siglo y de los más influyentes en la pintura latinoamericana, murió ayer en el hospital del Instituto Nacional de Nutrición de México, a los 91 años. Tamayo había sido hospitalizado hace 10 días aquejado de una neumonía. Nacido el 26 de agosto de 1899 en Oaxaca, sus colores sensuales e imágenes simbólicas lo convirtieron en un pintor y muralista célebre, y destacó también por su actitud cívica comprometida y progresista.

En México, se considera a Tamayo como uno de los más importantes artistas nacionales, junto a Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Su ritmo de creación se extendió durante siete décadas, sin temor a ser sometido a su propio estilo como a una fórmula. "En realidad, aunque tengo una línea determinada, ésta no es absolutamente recta, sino zigzagueante", declaró.En 1926, Tamayo hizo su primera exposición de pinturas en México, y ese mismo año viajó a Nueva York, donde expuso en el Art Center. Durante los años siguientes sus obras se mostraron en México y en diferentes capitales de Estados Unidos y fue creciendo su reputación como artista.

La obra de Tamayo destaca por la sobriedad de su color, la síntesis de sus formas y la sensualidad de los lienzos. "A veces utilizo los colores convencionales", declaró, "pero la mayoría prefiero comprar los distintos pigmentos y recrear los colores tal como yo veo que son en mi realidad".

En 1950 viajó a Europa, al tiempo que se instalaba la Sala Tamayo en la Bienal de Venecía, acontecimiento que despertó el interés de los críticos europeos. Siguieron exposiciones en París, Bruselas y Nueva York. En 1953 recibió el gran premio de pintura de la Segunda Bienal de Sao Paulo junto al francés Alfred Mennesier.

En Nueva York, donde vivió 20 años, Tamayo impartió clases de pintura en la Escuela de Arte del Museo de Brooklyn. En 1989 asistió en Moscú a la inauguración de una antológica de sus obras. Tamayo tiene en la capital de México un museo dedicado a su obra.

A su muerte no deja hijos; le sobrevive su mujer, Olga, su compañera durante 57 años.