Sobre 'las reingresás'
Partiendo del artículo publicado el día 5 de Junio en EL PAÍS, titulado Las reingresás, hago la aclaración de que, creyendo que en su ánimo no ha habido más que una exposición de hechos de la situación de este colectivo de mujeres empleadas de Renfe, que fueron "excedentes forzosas por matrimonio" en la época franquista por una ley a todas luces discriminatoria, no ha conseguido reflejar la situación real de este grupo de mujeres.Las razones que me han animado a enviar este escrito es que todas aquellas opiniones gratuitas del jefe de Acción Social de la empresa Renfe no pueden tolerarse; son machistas, vejatorias y faltas de veracidad. Van dirigidas a un colectivo de mujeres que, como todo colectivo, tiene un porcentaje de menos, más o superior inteligencia para llevar a cabo unas labores administrativas para las que están bien dotadas y que consiguieron en propiedad mediante el preceptivo concurso-oposición, en el que, como es lógico, también participaban los hombres. Que dicho colectivo está respaldado en buen número por títulos de bachiller y grado medio, y en los casos de cultura general, que aplicada a las mencionadas tareas burocráticas nada tienen que envidiar a las encomendadas a los hombres de la empresa que, sin menospreciar ni mucho menos, no pasaron por oposición.
Hoy este colectivo ha demostrado que puede hacer las funciones administrativas igual que los hombres, que la cultura no se pierde con el tiempo, que han pasado el aprendizaje de la ofimática con soltura, que los hijos ya mayores no son óbice para tener libertad en su trabajo cotidiano, que saben lo que quieren, aprenden bien y se acomodan rnás fácilmente que los propios hombres.
Estamos de acuerdo en que la empresa Renfe ha hecho una persecución incansable para que las reingresadas, psicológicamente castigadas en el terreno laboral, hayan tirado la toalla y se fueran de la empresa con un perjuicio económico grande al adelantar la edad de jubilación.
Y quecon aquel grupo de mujeres que valicntemente han aguantado la persecución y mantienen el puesto de trabajo se siguen escuchando juicios gratuitos que cuestionan su valía como personas y trabajadoras.
Es una parcela más que ha de sufrir la mujer, que en todo momento ha de demostrar lo que vale, y si además su imagen no es atractiva, lo tiene claro. Tal y como el fotógrafo de EL PAÍS: eligió a tres mujeres, cuyo enfoque en nada podría favorecerles.
Es que, en definitiva, nuestra generación de mujeres ha sido maltratada en todas las épocas. Sólo hemos de estar agradecidas a los jueces, que han sido justos con sus sentencias reconociendo nuestros derechos.-
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