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Tribuna:EL RETO DEL 1992
Tribuna
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Europa en la encrucijada

La unidad de la Comunidad Europea (CE) debe mantenerse a toda costa, afirma el autor, en la actual encrucijada en la que se encuentra Europa, abocada a la unificación económica y política. Bélgica, agrega, aboga por un Tratado de la Unión que reafirme y amplíe los acuerdos comunitarios.

Europa sé encuentra en la encrucijada de los caminos. Las dos conferencias intergubernamentales, una consagrada a la unión económica y monetaria y la otra a la unión política, deben depositar sus conclusiones bajo forma de un proyecto de tratado, antes de finalizar el año 1991. Ahora bien, tenemos la impresión de que la arquitectura europea que resulta en filigrana de las negociaciones en curso, es híbrida y constituye una amenaza para la integración final de Europa.1. Se debe mantener a toda costa la unidad de la Comunidad Europea y evitar que una unión política, con sus mecanismos propios, de los que varios serían intergubernamentales, sea creada al margen de las comunidades existentes (CE, CECA, Euratom).

Bélgica aboga por que el Tratado de la Unión sustituya los tratados comunitarios reafirmándolos y aplicándolos todo lo que sea posible a los nuevos ámbitos de competencia.

Se podrían prever, sin embargo, algunas fases de transición, así como un reajuste del papel de la Comisión Europea; por ejemplo, en materia de política exterior o de seguridad común (PESC).

La ampliación de la Europa de los Doce con nuevos miembros es deseable, pero sólo podrá llevarse a cabo si el acervo comunitario institucional evoluciona hacia una verdadera unión política con carácter federal.

2. Con vistas a esta ampliación se hace cada vez más necesaria la extensión del voto a la mayoría cualificada dentro del Consejo de Ministros. Tal extensión del voto mayoritario cualificado podría efectuarse en el marco de nuevos ámbitos; por ejemplo, en materia de PESC.

El carácter comunitario de la unión sólo estará a salvo si, paralelamente, la Comisión Europea mantiene su papel de iniciativa y de gestión.

El nuevo Tratado de la Unión deberá también definir claramente el objetivo final, es decir, la integración de las políticas. Una política común no es necesariamente una política comunitaria, y ahí es donde hay que llegar si se quiere evitar que una Europa ampliada a otros Estados sea sinónimo de una Europa desunida.

3. Con el fin de mitigar el déficit democrático, la co-decisión del Parlamento europeo debe extenderse a las leyes comunitarias y a las competencias que están sometidas a la cooperación entre el Parlamento europeo y el Consejo de Ministros, de tal manera que el Parlamento europeo tenga la última palabra. También somos partidarios de una verdadera investidura del presidente de la Comisión y eventualmente de los demás miembros de este órgano por el Parlamento.

Idea peligrosa

Finalmente, el Parlamento, que ya es responsable en gran medida de sus gastos, debería también poder ejercer sus responsabilidades en materia de recaudaciones presupuestarias.

En cuanto a la creación de una especie de Senado europeo que agruparía a los parlamentarios nacionales, opino que se trata de una idea peligrosa, ya que así se crearía un contrapeso nacionalista dentro de las instituciones europeas. En cambio, pueden perfectamente contemplarse fórmulas pragmáticas de asociación de ciertos parlamentarios nacionales a los trabajos del Parlamento europeo.

4. En materia de seguridad y defensa, he propuesto reiteradamente hacer una interpretación extensiva del concepto de seguridad, incluyendo el desarme, el control de la exportación de armas, las medidas de confianza y las materias vinculadas a la CSCE en general, etcétera.

5. En el momento en que triunfa en todo el mundo la idea del binomio: economía de mercado y democracia pluralista, sería paradójico que la Europa de los Doce vacilara en comprometerse decididamente en la construcción de una unión política y democrática.

En el transcurso de numerosos debates, generalmente con un público joven, se me ha preguntado frecuentemente si importa que Europa sea importante. Esta pregunta es de un gran alcance, ya que la importancia de Europa sólo tiene sentido si ésta se convierte en una verdadera Europa de los valores que por su cohesión y eficacia sea útil para la comunidad internacional.

Mark Eyskens es ministro de Asuntos Exteriores de Bélgica.

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