Cientos de miles de kilómetros

La nube producida por los pozos tiene de 15.000 a 30.000 kilómetros cuadrados y el hollín ha llegado a zonas tan alejadas como Turquía y Omán. "Puesto que la nube se desplaza constantemente movida por los vientos, el área total afectada por el hollín cubre cientos de miles de kilómetros cuadrados en Irak, Irán, Arabia Saudí y Kuwait. La altura máxima que alcanza el humo es de 5.000 metros, por lo que no afecta a la circulación estratosférica y no se han producido alteraciones del régimen monzónico en Asia. Sin embargo, algunos fenómenos de convección pueden estar causando vientos y lluvias no habituales en la región", señala el informe del WCMC.El citado informe recoge también el impacto bélico de la basura militar abandonada en el desierto, tanto chatarra de tanques y vehículos que tardará décadas en desaparecer como desperdicios procedentes de la presencia humana y residuos tóxicos. "La manipulación del medio ambiente como acto de guerra es tan vieja como la política de tierra quemada de los tiempos de los romanos, y Sadam Husein es tan sólo el último de quienes la han practicado", afirma el informe de WCMC, insistiendo en la urgencia de proscribir la deliberada destrucción del entorno como acto bélico.

El documento reconoce que se exageró la información sobre el impacto ecológico del conflicto e insiste en la necesidad de que, en futuras emergencias medioambientales, las organizaciones independientes mejoren su coordinación; pone como ejemplo el efecto de unos grupos no autorizados a actuar en la zona que pretendían contabilizar las aves muertas y asustaban a manadas de pájaros que huían y acababan metiéndose en la mancha de petróleo.

"La estampida de ayudas voluntarias a raíz de la imagen de los cormoranes embadurnados en petróleo, cuando estaban muriendo personas a consecuencia de la guerra, da una imagen errónea del papel de los medioambientalistas", afirma finalmente el documento.