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Una compañía teatral da vida en la feria del Retiro a ocho 'libros parlantes'

Algo extraño ha ocurrido este año en la Feria del Libro del Retiro. Ocho libros se han escapado de las casetas y esperan cerrados a que alguien los descubra. Como miden unos dos metros de alto, no es difícil tropezarse con ellos. Los miembros de una compañía teatral son los encargados de dar vida a esta auténtica novedad, que incluso sorprendió días pasados al rey Juan Carlos, que los encontró mientras paseaba por la feria.

El Rey, intrigado, abrió la por tada de uno de los gigantescos libros, pero no encontró páginas, sino un narrador que, sin alterarse lo más mínimo ante su presencia, le empezó a contar un cuento."¡Vaya con J. C.!", dice, Paco riéndose al recordar cómo se sintió cuando, al abrirse, la portada de su libro, vio al Rey, a la Reina y al alcalde Rodríguez Sahágún entre los flashes de los fotógrafos.

"Estaba un poco cortado porque mi cuento tiene un lenguaje muy cheli, y tengo que decir coño, joder o canalla... pero bueno", continúa Paco, "yo empecé a hablar hasta que el Rey me dijo. '¡Para, para!, y se acercó a estrecharme la mano".

Sorpresas así son habituales para esta joven compañía teatral que, hace un año, en Canarias, decidió lanzar como reto teatral los libros parlantes.

Han contado sus historias en playas, plazas, pasos peatonales..., en cualquier parte menos en el teatro. "¿Para qué?", pregunta el rubio Leo, "nosotros llevamos encima nuestro propio teatro".

Y añade: "Aquí no hay, sitio para, esconderse ni más espacio oscuro que el del libro cuando está cerrado; trabajamos cara a cara. Lo que nos gusta es conseguir que la gente se enganche tanto que sean ellos al final los que cuenten su propio cuento".

Cuentos surrealistas

La compañía representa en el paseo de coches del Retiro un repertorio compuesto de ocho historias, que van desde un clásico, como El baúl maravilloso, de Andersen, hasta el terror surrealista de El lugar donde viven los monstruos, de Sendak, pasando por la pedagogía de La conjuración de las palabras, de Benito Pérez Galdés.Cada historia tiene una duración que oscila entre los cinco y los 10 minutos, el tiempo suficiente para que a los niños les sepa a poco y vuelvan a abrir la tapa-portada 15 o 20 veces más.

Toda la compañía coincide sobre lo gratificante que es un trabajo que cambia cada día. "Nunca sabes a quién te vas a encontrar ni cómo va a reaccionar", dice Carlos.

"A veces el cuento gusta tanto a la gente que acabas de cerrar la tapa, y de repente asoma la nariz un mocoso y te ofrece amablemente una botella de agua o te dice que le ha gustado mucho antes de escapar corriendo. Hasta me han llegado a dar 20 duros", afirma Carlos.

Un grupo de niños se acerca corriendo al ver los peculiares libros, perseguidos por los gritos de su profesora, que trata de apaciaguarles. Visto y no visto: los actores desaparecen en sus libros. Todos menos Paco, que, acercándose al alborotado público, les señala un listón de madera que sobresale del libro elegido y les pregunta: "¿Qué pone aquí?".

Los niños gritan: "Para conocer... abrir". "¡Pues venga!". La tapa se abre y Alberto empieza a contar una historia de animales.

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