El Papa, contra los Parlamentos que autorizan el aborto
Juan Pablo II arremetió ayer contra el aborto, que algunos Parlamentos "se creen con derecho a legalizar". El Papa hizo estas afirmaciones en Radom, en el cuarto día de su estancia en Polonia, una visita pastoral que rinde ya frutos políticos. Los periódicos informaban ayer que el presidente, Lech Walesa, ha decidido introducir enmiendas en la ley electoral para permitir que la próxima campaña electoral de octubre pueda desarrollarse propagandísticamente en las iglesias.Del interior de los templos partió la iniciativa de ilegalizar la actual ley de interrupción del embarazo. Ayer el Papa se hizo eco de esa pugna, en sintonía con el Episcopado local.Juan Pablo II, en una misa celebrada en la Polonia profunda, en Radom, explicó lo impresionado que había quedado tras visionar la película El grito mudo, que registra cómo se practica un aborto. "No he podido todavía liberarme de ese recuerdo", confesó el Papa para descender de inmediato a la arena política y preguntarse: "¿Existe tal instancia humana, tal Parlamento, que tenga el derecho de legalizar el asesinato de un ser humano indefenso, que tenga el derecho de decir que es lícito matar?".
Acción nazi
El Pontífice se extendió en la comparación del aborto con los campos de concentración nazis, en los que en suelo polaco murieron seis millones de personas. "A este cementerio de las víctimas de la crueldad humana de nuestro siglo se suma otro gran cementerio: el de los no nacidos", agregó Juan Pablo II, quien ya anteayer había anticipado su postura al respecto con unas iracundas palabras improvisadas contra la práctica de la interrupción del embarazo. Por ello, abogó por edificar el futuro de Polonia "según la ley de Dios, según aquella eterna sabiduría que no pierde validez en ninguna época".
Estos esfuerzos del Papa y del Episcopado polaco por establecer el orden divino en su patria sufrieron un duro revés a manos del Parlamento de Polonia, que el pasado 17 de mayo congeló la implantación de una severa ley contra el aborto, que preveía penas de hasta dos años de cárcel para el médico y la mujer implicados en una interrupción del embarazo.
La Iglesia polaca, sin embargo, ha logrado dos triunfos: la no realización de un referéndum sobre la interrupción del embarazo -que, según los sondeos, habría perdido- y el hecho de que el clero podrá influir en el desarrollo de las elecciones, si se cumple lo anunciado por Walesa y los templos se convierten en escenario de promoción de candidatos para los próximos comicios legislativos.
Los esfuerzos del presidente polaco por estrechar la anunciada colaboración con la Iglesia católica en materia moral han sido reiteradamente respaldados por el Pontífice, quien ha dirigido llamamientos en diversas ocasiones a los polacos para que hagan "un examen de conciencia" en el umbral de la III República.
En la tarde de ayer, en Lomza, Juan Pablo II se preguntó si los fundamentales principios de la moralidad no han sido arrancados [de Polonia] por el Maligno, que se esconde bajo diversas formas". Y una de esas formas, según el papa polaco, es el adulterio.
El Pontífice agregó: "Ojalá nuestra sociedad se libere de esa ilusión de la libertad, el amor libre, con la que se pretende ensombrecer la verdad sobre el adulterio".
En Lorriza, donde el Papa tiene preparada para hoy una reunión con los lituanos, estaba previsto un encuentro con el presidente de la república báltica, Vitautas Landbergis.
Ayer, sin embargo, se anunció que la visita de Landsbergis no se llevaría a cabo, debido a la situación interna en dicha república, en donde se había producido la noche del lunes al martes el despliegue de tropas soviéticas en la capital Vilna.
Vitautas Landshergis atribuyó la suspensión de su encuentro con Juan Pablo II en territorio polaco a "los dramáticos acontecimientos que vivimos", según dijo el propio presidente lituano en un mensaje televisado.
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