¿Cómo estás, corazón?
5.000 personas pueden conocer gratis su riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular en un recinto 'cardiosaludable'
"Pues nada, señora, a seguir como hasta ahora y a cuidarse un poco", despide el médico a Francisca. "Qué alegría me dá usté " dice la mujer, de 69 años, sacudiendo su cabeza canosa. No fuma, su colesterol es bajo y la tensión arterial está bien. Aunque a Carlos, de 76 años, le han mandado derechito al médico por su hipertensión. "Tengo de todo y nada grave. Fumo, bebo y bailo la lambada", dice él, picarón. Ambos se han paseado por el recinto cardiosaludable de Madrid para saber, por la cara, los riesgos que corre su corazón.
Los dos -entre los 5.000 madrileños que se pasearán por la carpa, instalada en la Avenida de Felipe II hasta el 6 de junio han recogido una ficha con sus datos personales a la entrada. "¿Padece diabetes?" "¿Fuma?" preguntan las azafatas. Armados de fonendos, cuatro estudiantes de enfermería toman después la tensión. Carlos la tiene alta y Francisca, que viene todos los años con su marido, portero jubilado del barrio de Salamanca, normal. Le pinchan un dedo y la sangre va derechita a un pequeño artilugio que determina su nivel de colesterol en 163 segundos exactamente. Manoli, la estudiante que ha ejercido de vampiro, le ¿la otra alegría a la mujer: "232, muy bien". La siguiente estación es la del médico, que introduce los datos en el ordenador y le da el dictamen final: riesgo ligeramente superior a la media de padecer enfermedad cardiovascular. "Un 70% de la gente que pasa por aquí tiene un riesgo por encima de la media", aseguran al alimón María Gracia y Fernando, los dos médicos que certi lean los números que lleva. cada uno para atentar contra el corazón. "Los jóvenes, porque fuman; los mayores, por el exceso de colesterol".
Repiten los ancianos
Tabaquismo, obesidad, colesterol alto e,hipertensión son algunos factores de riesgo para sufrir enfermedades cardiovasculares, principal causa de muerte en España, según la Fundación Hispana de Cardiología, organizadora de la Semana del Corazón, que ya cumple siete años.
Los ancianos, el público más numeroso y que repite cada año, son gentes que ya están estudiadas médicamente. "Una señora se presentó aquí con el algodón instalado en el brazo, tras un análisis de sangre", dice María Gracia. "Y ¿por qué?" "Para comparar". "Y eso impide que venga gente joven", asegura Fernando señalando la cola de cabezas grises que aguarda hora y media fuera de la carpa, "que es con la que se puede hacer una labor preventiva".
Antonia, ama de casa de 51 años, responde nerviosa, con la boca seca. "Vine por mi marido, pero la que estoy mala soy yo". Tiene el colesterol alto y es uno de los elegidos para que le diseñen por ordenador una dicta individualizada, la novedad de este año. Tres chicas le preguntan, la pesan, la miden como si fuera una modelo, le ponen cables por aquí y por allá y le hacen doblar el espinazo. Todo para averiguar su estado físico y la cantidad de grasa que se esconde en su figura menuda.
"Vaya inmediatamente a Urgencias"
La mujer se alarmó. Su joven marido empezó a vomitar, sulaba mucho y el dolor que le atravesaba el pecho se le perdía en el brazo izquierdo. "Me habrá sentado mal la comida", deCía el. Paseaban a su hijo por un parque de Barcelona y ella vio, provi denci al mente, la pegatina: teléfono del corazón 900 131 133. Y desde el mismo parque, llamó. Al otro lado del hilo telefónico, en Madrid, la enfermera comprendió que todo cuadraba: se estaba fraguando un infarto de miocard¡o. Y convenció a la mujer para que llevara inmediatamente a urgencias a su marido. En España, una de cada tres personas con infarto fallece antes de ser atendida. La pareja, gracias al teléfono, llegó a tiempo. Esperanza, una de las enfermeras que atiende este servicio -tan popular como el recinto cardiosaludable y que funciona este año hasta el 6 de junio, de 10 a 20 horas, dentro de la VII Semana del Corazón- recuerda con orgullo esta historia, ocurrida en 1990. Y la de una señora de Oviedo que llamó, muerta de miedo porque iban a practicarle una prueba diagnóstica cardiovascular. Las enfermeras localizaron a unas companeras asturianas que trataron a la mujer como a una reina. Un centenar de personas llamaban a diario el pasado año, inquiriendo, sobre todo, por la dieta saludable para el corazón (43%). La mayoría (50%) tenían entre 31 y 50 años. Uno de cada tres (32%) requería información general y un 38% planteaba cuestiones sobre la enfermedad que padecían.Casi la mitad de las 57 llamadas recibidas ayer por la mañana se referían a los factores de riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, "sobre todo el colesterol", asegura Esperanza. "Les trae de cabeza. Te cuentan, 'tengo 280' pero no saben qué significa y cual es su relación con el corazón". Y entonces Esperanza les habla del colesterol bueno, el que no se queda en las arterias y que se eleva con el ejercicio y el pescado azul. Y del colesterol pegajoso, que se agarra fatídicamente a los vasos: "Nada de grasas animales, huevos, dos o tres por semana y la leche, descremada".
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