Guerra civil permanente en Oriente Próximo
El general Jay Gamer muestra su pesimismo sobre el futuro del norte de Irak
, En un rincón de la oficina del general Jay Garner hay un antiguo fusil de cerrojo con el escudo de armas de la dinastía iraní Pahlevi estampado. El cerrojo está oxidado y la culata está rajada, pero el león del sha se ve claramente dentro de la insignia real. Para el general, el arma iraní -entregada por un soldado iraquí- es un recordatorio de lo que el presidente de EE UU, George Bush, ha calificado de "guerra civil que se ha desarrollado durante años" en Oriente Próximo.
La historia iraquí del presidente Bush tiene sus fallos, pero el general de dos estrellas que manda el Ejército de la coalición de 15.000 hombres en el norte de Irak no tiene intención de involucrarse en el conflicto.
"Hemos dicho a los kurdos, desde el primer día", afirma, "que estamos aquí por dos motivos: Para frenar las muertes en las montañas y para crear un medio en el que puedan volver a asentarse. Jamás hemos firmado un compromiso para convertirnos en una fuerza de seguridad del norte de Irak (...) Fuimos enviados aquí para hacer una cosa y la hemos hecho muy bien. No creo que los kurdos regresen a las montañas a menos que sean sometidos a ataques. Y si lo son, eso constituye un problema para la ONU y para los dirigentes del mundo, y tendrán que adoptar
una dificil decisión. Para eso es para lo que les pagan a los líderes: decisiones duras".
A dos millas escasas de la oficina del general, al lado del silo de granos de Zajo (al norte de Irak), hay decenas de miles de refugiados kurdos, quienes afirman que se internarán nuevamente a las montañas en cuanto el general Garner retire sus tropas de línea, los tiradores de marines que manejan los cañones howitzer al sur de Zajo, probablemente cl mes que viene.
Quizá crean que pueden posponer la retirada estadounidense. El general Garner, subcomandante del Quinto Cuerpo de Ejército de EE UU en Europa, un hombre bajo y robusto que habla con frases concisas y perfectamente puntuadas, espera desilusionarlos.
"No creo que haya que mantener fuerzas aquí", afirma. "Los kurdos son ciudadanos iraquíes. No cosídero que se deban mantener fuerzas para proteger a los ciudadanos de su propio Gobierno. Estoy de acuerdo con que tienen un líder vicioso, un régimen vicioso. Pero sí desean mantener una fuerza aquí, se debe modificar la misión y se deben cambiar las reglas".
¿Mirará la historia con benevolencia una retirada de EE UU si ella acarrea nuevos ataques iraquíes contra los kurdos? "Morían a razón de 400 al día en las montañas turcas. No eran ciudadanos turcos, así que necesariamente debía ocurrir algo allí. Ahora mismo sus dirigentes están apunto de firmar un acuerdo con Sadam (...). Ellos viven aquí. El hecho de que nosotros estemos aquí les ha dado una mejor posición negociadora".
El general Garner se parece a un policía pequeño y descontento que debe inventar sus propias leyes mientras hace frente a la situación. Si la Resolución 688 de la ONU permite la intervención humanitaria en una nación extranjera, ha aportado pocas líneas de conducta a los oficiales de EE UU, Francia, el Reino Unido, España y Holanda, que se reúnen todas las tardes con el general para la reunión diaria.
"Mí mayor temor es que mis fuerzas se vean en medio de una batalla y resulten heridas", afirma el general. "Los iraquíes y los peshmergas kurdos han combatido desde que llegamos aquí. Por eso entramos en Batufa cl 27 de abril. Se combatía allí, y desplegamos los comandos del Royal Marine. Ignoro si teníamos autoridad para hacerlo".
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