Un avión austriaco con 213 pasajeros a bordo estalla en pleno vuelo poco después de despegar de Bangkok
Un avión de la compañía aérea austríaca Lauda Air, con 213 pasajeros a bordo, en su mayoría turistas austriacos, estalló esta madrugada en pleno vuelo, cayendo como una bola de fuego cerca de la frontera con Birmania a los 20 minutos de despegar de Bangkok, capital de Tailandia. El avión de pasajeros se dirigía directamente a Viena y era del tipo Boeing 767-300 ER, especialmente equipado para volar largas distancias.
El avión fue adquirido por la compañía aérea hace año y medio, según informó anoche el propietario de la empresa, Nikolaus Lauda, conocido popularmente como Nicki Lauda, de 41 años, tres veces campeón en las competiciones automovilísticas de fórmula 1.Lauda dijo que desconocía si los motivos de la catástrofe fueron debido a un fallo técnico o a un atentado. En una entrevista directa con la televisión en Viena, pasada la medianoche, Lauda afirmó que el avión siniestrado nunca antes había presentado fallos técnicos de ningún tipo y que él viajará a Bangkok en el curso de las próximas horas para esclarecer los motivos de la tragedia.
El oficial de policía tailandés sargento mayor Charan Palung dijo que vio el momento en que el avión se convertía en una enorme bola de fuego cuando sobrevolaba la estación de policía en donde desempeña su trabajo, en la provincia de Suphanburi, a 160 kilómetros al noreste de Bangkok.
Esta madrugada se habían rescatado solo 8 cadáveres del total de las víctimas. Se presume que los 213 pasajeros han resultado muertos. Esta madrugada se desconocía la existencia de supervivientes. Este no es el primer golpe que recibe Kicki Lauda, ya que en agosto de 1976 en las pistas de carreras de Nürburg (Alemania) se salió de la pista a 200 kilómetros por hora y ardió el automóvil que pilotaba. Después de casi morir atrapado suspendió temporalmente su carrera automovilística. Desde entonces, le quedaron cicatrices en el rostro. Nicki Lauda, hijo de una familia de industriales austríacos, ya manejaba automóviles de carrera, siendo un adolescente. Visto por sus progenitores como la oveja negra de la familia por su afición a la velocidad, consiguio emprender un camino independiente demostrando su habilidad al volante y como hombre de negocios.
De joven tambien pilotó aviones privados. Más recientemente logró hacer temblar el monopolio estatal de las Líneas Aéreas Austriacas (AUA) cuando consiguió flexibilizar las estrictas reglas del monopolio y el permiso para instalar su propia compañía aérea privada. Tuvo largas batallas legales y, fue apoyado especialmente por el ex canciller federal, Bruno Kraisky, y los socialdemócratas. Cuando Lauda estuvo a punto de caer en la bancarrota volvió a las carreras de coches y, frustrado, acuñó su frase más célebre: "Sólo un idiota ocuparia toda su vida corriendo en círculos".
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