Las cenizas de Rodero volarán por el teatro que lleva su nombre

Las cenizas de José María Rodero serán esparcidas en el teatro que lleva su nombre, en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz, y, según fuentes cercanas a la familia, "posiblemente también en Alicante, en el inar, pues aunque nació en Madrid, vivió su infancia allí". Durante, todo el día de ayer estuvo instalada la capilla ardiente en el Tanatorio Municipal de Madrid y, de ahí mismo, hoy partirán sus restos para ser incinerados en el crematorio del cementerio de la Almudena.Numerosas personalidades del mundo de la cultura acudieron ayer al Tanatorio para rendir homenaje al actor. Los testimonlos de condolencia también han sido numerosos. "Ha muerto el actor más notable de la escena española. Sus propios compañeros de escena le consideraban un maestro", afirmó el autor y director Adolfo Marsillach.

"Creo que en nuestra nómina hay muy pocos actores que se puedan comparar a Rodero. Era un actor inteligente, vanidoso en el buen sentido, vehemente, obsesionado por su trabajo y, a veces, con tendencia al desaliento por su capacidad de autocrítica", ha manifestado Antonio Buero Vallejo.

"Mi recuerdo de Rodero es impagable", añadió, -porque él fue protagonista de la segunda obra que estrené, Irene o el tesoro, y luego de otras tres muy importantes para mí: El tragaluz, En la ardiente oscuridad y El concierto de San Ovidio".

José Tamayo, que le dirigió en Calígula, Luces de bohemia, Enrique IV y El tragaluz, declaró: "Aunque Rodero era una persona nerviosa y quisquillosa, a la hora de entrar en escena, era el mejor y, en los ensayos, el más humilde y el que con más devoción atendía las indicaciones del director.

Miguel Narros, que conoció a Rodero a los 15 años, cuando comenzó como meritorio en el teatro María Guerrero, dijo "Su forma de interpretar ha marcado toda una época y los jóvenes actores tienen mucho que aprender de él".