El nuevo bachillerato

Quisiera manifestar mi opinión sobre el tema de la disciplina escolar y hacer llegar al gran público la gravedad de la situación actual. Tengo 41 años y más de 20 han sido dedicados a la enseñanza, primero como profesor de EGB y luego de bachillerato. Por mi edad y experiencia profesional, con toda humildad, creo poder hablar con conocimiento de causa.Conocí sistemas educativos basados en una rígida disciplina externa que se apoyaba en el castigo como método; la libertad brillaba por su ausencia y las reglas de urbanidad eran meros formulismos artificiales. Jóvenes y menos jóvenes luchamos por una enseñanza mejor y una educación integral del alumno que tuviera como meta suprema la libertad; los cambios políticos ocurridos en España en las últimas décadas favorecieron la posibilidad de lograrlo.

Sin embargo, el péndulo social ha oscilado al otro extremo y las actitudes liberales y tolerantes han marginado valores como la responsabilidad, espíritu de sacrificio, respeto, disciplina, etcétera; esto, unido al exacerbado materialismo egoísta de nuestro sistema socioeconómico, está consiguiendo que de los centros escolares salgan generaciones de jóvenes de dudosa formación humana y, por tanto, muy poco dotados de ética ciudadana para la convivencia.

La LODE enumeró una larga lista de derechos del alumno y apenas citaba los deberes. Lo peor vino después al querer desarrollar reglamentos disciplinarios de régimen interno: el consejo escolar (una buena conquista democrática) quedaba como único tribunal para las alteraciones del orden académico; las normas que: se dieron para esta labor se han convertido en la práctica en un mecanismo burocrático tan complicado, lento y fatigoso, que es casi inútil y no logra armonizar disciplina y libertad (cualquiera que mínimamente conozca el mundo de la enseñanza sabe bien lo que digo y la gravedad del hecho).

Los profesores estamos literalmente indefensos ante alumnos que alteren el desarrollo de las clases; incluso la figura del jefe de estudios se ha diluido cuando podría ser potenciada en primera instancia a la hora de sancionar.

Quizá algún lector me califique: de reaccionario; nada más lejos de la realidad. Sólo soy uno más de los muchos que pensamos que éste no es el camino a seguir.

La sociedad presiona cada vez más para que los alumnos pasen como sea, los padres justifican cualquier cosa a sus hijos (impuntualidad, inasistencia a clase o exámenes, etcétera) y en los consejos escolares es muy difícil que se den sanciones efectivas (hay una cierta repugnancia general a castigar); el resultado es una relajación de la disciplina y de la formación del alumnado, que no está siendo educado en asociar libertad con responsabilidad (bases de la democracia). ¿Es que son incompatibles? Yo creo que no.

Sería conveniente una reforma legal de este aspecto de la maquinaria escolar; el ministerio debería replanteárselo en la LOGSE a nivel estatal (al menos debería dejar libertad a las comunidades autónomas). El asunto es grave, repito, nos estamos jugando el modelo de persona para el futuro.- profesor agregado de bachillerato.