Pujol y González se comprometen a enterrar el 'fantasma' de Banca Catalana
El presidente del Gobierno, Felipe González, y el de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, alcanzaron el pasado lunes, durante su entrevista en el palacio de La Moncloa, un compromiso que ambas partes han calificado de trascendental y que puede poner fin a casi siete años de enemistad política y personal a raíz de la presentación por el fiscal de la querella de Banca Catalana.
En las tres horas de reunión, González y Pujol definieron las bases de una nueva etapa de diálogo entre la Administración central y la autonómica, cuyas premisas son el reconocimiento por parte del presidente del Gobierno del liderazgo de Cataluña en la definición del modelo de la España de las autonomías y la renuncia de Pujol a la amenaza de exigir la modificación del Estatuto de Cataluña y del título VIII de la Constitución.Después de la reunión, un Pujol que aún meditaba sobre la relevancia de los acuerdos confió a su reducido círculo de colaboradores: "Creo que hemos vuelto a sintonizar". Horas más tarde añadiría en otra conversación: "Hay un proceso de sintonía conceptual [entre Pujol y González] como no se había producido en los últimos años; quizás habría que remontarse a la elaboración de la Constitución".
Las garantías dadas por Pujol a González de respeto al marco actual definido en la Constitución y el Estatuto catalán, pese a los problemas que ello pueda ocasionarle con su militancia más radical, el no desentenderse de los problemas globales de España y su disposición a dialogar sin el recurso al habitual victimismo marcaron un encuentro dominado por la cordialidad.
Modelo autonómico
González, por su parte, asumió y admitió que Cataluña debía jugar un papel de liderazgo en la definición de la España de las autonomías, una vez reconocido, por una parte, el hecho diferencial, y por la otra, que el actual marco constitucional es el mejor modelo para garantizar la libre convivencia entre las comunidades.
A partir de esta premisa, el presidente del Gobierno planteó a Pujol su enfoque sobre cómo avanzar en la corresponsabilización y sus temores a que un tratamiento específico, y por tanto diferenciado, para Cataluña pudiera no ser entendido en el resto de España e incluso por su propio partido.
González pidió, según fuentes nacionalistas, "ayuda y comprensión" en los próximos meses para aplicar una nueva política autonómica, a lo que éste se comprometió.
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