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Bush: "Es magnífico estar de vuelta"

El susto provocado por la inesperada hospitalización, el pasado sábado, del presidente norteamericano, George Bush, que a su vez planteaba la posibilidad de una sucesión en la persona del vicepresidente, Dan Quayle, se disipó ayer con el regreso del primer magistrado norteamericano a la Casa Blanca, tras ser tratado dos días de una arritmia cardiaca en el hospital naval de Bethesda, en las afueras de Washington. "¡Es magnífico estar de vuelta!", declaró Bush a su llegada a la mansión presidencial, donde el personal de la Casa Blanca le esperaba para ofrecerle una cariñosa, ruidosa y calurosa bienvenida. "¡Volvamos al trabajo!", dijo. Poco después se entrevistaba en su despacho con el ex ministro soviético de Exteriores Eduard Shevardnadze.

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Inmediatamente después de su regreso a la residencia presidencial, Bush se dirigió directa mente al Despacho Oval para reanudar sus actividades, que incluían, el día de ayer, entre otras cosas, una entrevista con el ex ministro de Asuntos Exteriores soviético Edvard Shevardnadze.El presidente, que cumplirá 67 años el próximo mes, en unas breves declaraciones a los periodistas que le aguardaban en el jardín ratificó su confianza en el vicepresidente, Dan Quayle, a quien hubiera correspondido sustituirle temporalmente si, como estaba previsto en un principio, los médicos le hubieran practicado un tratamiento de electrochoque para restablecer su ritmo cardiaco normal.

"[El vicepresidente, Dan Quayle] está haciendo un magnífico trabajo", declaró Bush en una afirmación de confianza hacia su compañero de candidatura en las presidenel ales de 1988, una confianza sólo compartida por el 19% de la población norteamericana.

Sorpresa

La dolencia de Bush, que en ningún momento y según declaraciones de los más preclaros cardiólogos norteamericanos supuso un peligro para su vida, pilló totalmente de sorpresa al país, acostumbrado a admirar las cualidades atléticas de su actual presidente, un verdadero obseso de la educación física y de la vida al aire libre.

Bush se sintió repentinamente enfermo el sábado cuando practicaba el jogging en la residencia campestre de Camp David en compañía de los miembros del servicio secreto asignados a su escolta. El presidente se quejó de "extrema fatiga" y de "perder el resuello". Examinado en la enfermería de Camp David, uno de sus médicos personales, Michael Nash, diagnosticó una fibrilación auricular, o arritmia cardiaca, y ordenó su inmediato traslado en helicóptero al hospital naval de Bethesda, una de las instituciones médicas más prestigiosas del país.

El equipo de cardiólogos del hospital naval siguió el procedimiento habitual en estos casos, electrocardiograma, ultrasonido, rayos X y análisis de sangre y la administración de dos drogas -dogoxina y procainamidapara restablecer el ritmo cardiaco normal de 70 latidos por minuto.

El presidente Bush, que sólo se inetió en la cama para dormir durante los dos días que permaneció en el hospital, quiso regresar a la Casa Blanca el domingo por la mañana, pero, ante la persistencia de la arritmia, los médicos; decidieron tenerlo en observación un día más y se prepararon a administrarle ayer por la mañana un tratamiento de electrochoque si continuaba la anorma,lidad.

Ante esa posibilidad, y dado que los electrochoques precisan de la administración de anestesia al paciente, la Casa Blanca preparó las cartas que estatutariamente tiene que dirigir el presidente al speaker (presidente) de la Cámara de Representantes, Thomas Foley, y al Presidente pro témpore del Senado, senador Robert Byrd, para anunciarles el traspaso temporal de poderes al vicepresidente, de acuerdo con la enmienda 25 de la Constitución norteamericana.

No al electrochoque

Sin embargo, la transferencia de poderes no fue necesaria. El ritmo cardiaco del presidente George Bush se estabilizó poco antes de la medianoche, aunque la arritmia se volvió a reproducir a las cinco de la mañana de ayer. A pesar de la reanudación de la fibrilación, los cardiólogos decidieron, tras una reunión de dos horas, no practicar a Bush el tratamiento de electrochoque y se pronunciaron por una continuación de la medicación recetada. y una obserlón constante en la Casa Blanca.

El portavoz presidencial, Marlin Fitzwater, puso de manifiesto, en las varias declaraciones realizadas desde el sábado para informar a la nación del estado de salud del presidente, que tanto el electrocardiograma practicado como las pruebas realizadas habían demostrado que Bush "no había sufrido ningún ataque cardiaco ni su corazón presentaba lesión alguna".

Contrariamente a muchas opiniones expresadas a lo largo del fin de semana, entre ellas la del ex presidente Ronald Reagan, que habló por teléfono con Bush, la actividad física llevada a cabo por el actual presidente y los ejercicios de jogging no sólo no le han provocado la arritmia cardiaca, sino que, en opinión de sus médicos, le han evitado que se le presentara antes.

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