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Entrevista:

"Tenemos que estar en el centro de la CE"

Felipe González inicia el martes la primera visita oficial bilateral de un jefe de Gobierno español al Reino Unido, en devolución de la que Margaret Thatcher realizara a España en 1988. En el sucesor de la dama de hierro, el primer ministro John Major, va a encontrar una menor beligerancia anticomunitaria, pero no hasta el extremo de recibir satisfacción para sus planes de incrementar los fondos de desarrollo regional. La cuestión de Gibraltar, el aparentemente eterno problema, no va a avanzar un ápice hacia su resolución.

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John Major accedió al liderazgo conservador a finales de noviembre, después de que casi dos años de desoladores sondeos de opinión y frustrantes elecciones parciales convencieran a los tories de que Margaret Thatcher les iba a arrastrar en su caída. La crisis sobre la cuestión europea sólo fue el catalizador de la angustia por su futuro político que sufrían los parlamentarios tories.

Major fue elegido porque contaba con el aval de la primera ministra y porque parecía el hombre capaz de poner un necesario rostro humano al thacherismo.

El primer ministro, de 47 años, se ha distanciado de su mentora en cuestiones de política interna, con su mayor énfasis en aspectos sociales, y exterior, con su mejor predisposición ante la Comunidad Europea, pero niega haber traicionado el legado de la dama de hierro.

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Estos cambios, unidos a su talante de hombre nada endiosado, le han hecho subir como la espuma en el aprecio popular, aunque ello no evitó que el jueves sufriera un traspié electoral más fuerte de lo esperado. Major cree que cuando los británicos comiencen a sentir, dentro de unos meses, el fin de la crisis económica, que él ya ve alborear, le brindarán su confianza.

El premier británico piensa que la desaparición de Thatcher ha introducido el realismo entre los Doce y ve a España como uno de los nuevos pragmáticos.

El pragmatismo español en favor de apoyos económicos, sin embargo, no cuenta con el beneplácito de Londres, que en la centenario problema bilateral de Gibraltar sigue tan firme en sus posturas del pasado como el mismo Peñón.

Bien entrada la media tarde del jueves, Major recibió en Downing Street a EL PAÍS para terminar de responder a un cuestionario presentado la semana anterior, en el que las respuestas escritas tenían toda la vida que cabe esperar de un texto redactado por un comité.

La tres primeras preguntas abordaban diversos aspectos de su relación con Thatcher, incluida las impresión que ella ha manifestado tener de que se están socavando su logros, y fueron abordadas con una sola contestación: "Los logros de Thatcher fueron espectaculares y creo que se la llegará a considerar como uno de los grandes primeros ministros del siglo. Yo estoy abundando en esos logros. Siempre me ha apoyado en todo lo que he hecho".

Pregunta: ¿En qué va a ser mejor su Reino Unido del que usted heredó?

Respuesta. Los avances que hemos tenido en los último 12 años no han llegado a todos los sectores de la sociedad. Me voy a centrar en quienes no se han beneficiado de ellos tanto como hubiese sido de desear.

P. Usted fue elegido en un proceso traumático para restañar las divisiones del Partido Conservador. ¿Cree haberlo conseguido? ¿Cómo explica las críticas que se le hacen desde la derecha de que es un hombre sin principios que está al sol que más calienta?

R. Es algo que no me preocupa mucho. Basta con ver el cambio habido en los sondeos de opinión. Estábamos alrededor de 18 puntos por detrás, y ahora andamos dos por detrás o 10 por delante, según los sondeos. Es un cambio espectacular, que no se hubiese dado de no estar unidos. Y con respecto a las críticas, quien no hace nada no es criticado.

P. Esos sondeos reflejan la aprobación popular de su movimiento hacia el centro y su mayor sintonía con los tiempos de la que tenía Thatcher. ¿Está seguro de que va a derrotar a los laboristas?

R. No estoy en condiciones de analizar lo primero, pero creo que estamos bien situados para ganar las próximas elecciones y vamos a ganar. La economía ya está saliendo de la recesión, aunque llevará unos meses antes de que todo el mundo lo vea. La inflación está bajando muy deprisa y hay buenas razones para que si cae la inflación tambien lo hagan los tipos de interés y las hipotecas.

P. ¿Confía más en la inflación de lo que teme al creciente paro?

R. Lamento el paro, pero hay que verlo en su contexto. Al 7,4%, nuestro nivel está muy por debajo de la media europea.

Principios intactos

P. Dice que no puede analizar su cambio ¿Niega que hay una estrategia para abandonar ciertos principios del thatcherismo?

R. Los principios básicos de los últimos diez años permanecen intactos. Pero tambien se producen cambios y las políticas cambian. Hay que avanzar y adaptarse a las circunstancias, y eso es lo que estamos intentando hacer. Por eso creo que tenemos que estar en el centro de la Comunidad Europea, porque creo que es bueno para este país y para la Comunidad Europea. Hay gente que cree ver más cambio del que ha habido.

P. ¿Hay límites a ese acercamiento a Europa? ¿Existe la posibilidad de que el Reino Unido acepte compartir la soberanía?

R. A nosotros nos interesa trabajar estrechamente con nuestros socios para construir y definir el futuro. Pero ser un buen europeo no significa aceptar todo los que se hace en nombre de Europa. Seguiremos oponiéndonos a la extravaganacia, el proteccionismo y lo impracticable. No podemos permitir que la Comunidad se deje llevar por visiones de futuro mientras ignora problemas aún pendientes. El Reino Unido aceptó cierto compartir de la soberanía cuando se sumó a la Comunidad. Pero se nos tiene que convencer de que la extensión de las competencias comunitarias es necesaria o deseable. Nuestro principio rector es que la CE sólo debería actuar si el objetivo que se persigue no se puede obtener sólo con los medios individuales de los Estados.

P. ¿Ha percibido algún beneficio de su mayor complacencia en la cuestión europea?

R. No estoy seguro de que ahora seamos más complacientes que antes. Somos realistas sobre el potencial de la Comunidad y sobre las reformas necesarias. Estamos comprometidos con el proceso de reforma, pero no hemos perdido la cabeza. Eso va a beneficiar al Reino Unido y a Europa en su conjunto.

P. ¿Sobre qué bases ha de erigirse las políticas exterior y de defensa de una Europa políticamante unida?

R. El camino hacia adelante ha de basarse en el consenso. Introducir mecanismos decisorios basados en la votación mayoritaria debilitarían, en vez de unir, la voz de Europa en el mundo, porque provocarían desunión. En política de defensa, existe campo para que Europa adopte una papel mayor, especialmente fuera del área. Pero la defensa de Europa sin Estados Unidos carece de sentido. La OTAN debe seguir siendo el foro en que se organiza la defensa del territorio de la OTAN. Confiamos en que una OTAN reformada y con mayor participación europea permita a España adquirir un compromiso más estrecho.

"Divisa única"

P. ¿Cree usted que tiene futuro su propuesta de llegar gradualmente a una divisa única europea?

R. Desde luego. Muchos de nuestros socios se están dando cuenta de que para que la unión monetaria sea deseable debe basarse en estabilidad de precios, mercados libres y abiertos y mayor convergencia económica entre los Estados miembros. Esas metas no se pueden alcanzar de la noche a la mañana, y por eso hemos rechazado la idea de establecer plazos. Creemos que la mejor manera de hacer la unión monetaria es crear una moneda común no inflacionaria, que podría, si los mercados y los Gobiernos lo desean, evolucionar hacia una divisa única. En eso se fundamenta nuestra propuesta del ecu fuerte, reflejada en la idea española del ecu-cesta reforzado.

P. ¿Hay algo que el Reino Unido nunca podrá aceptar en el proceso hacia la unión monetaria?

R. Nadie puede prever qué van a pensar futuros Gobiernos y Parlamentos británicos sobre la unión en una divisa única. Pero no podemos comprometernos ahora con una unión monetaria que no se va a consumar hasta el siglo que viene. La imposición de una divisa única a los

"Tenemos que estar en el centro de la CE"

Estados miembros sería equivocado y peligroso.

P. Usted reconoce la necesidad de la convergencia económica. ¿Tiene España razón cuando reclama una distribución más equilibrada de los fondos regionales comunitarios?

R. La propuesta española no es solo ampliar los fondos estructurales comunitarios. sino introducir radicales nuevos mecanismos en el presupuesto de la Comunidad. Nosotros no nos opondríamos a algún incremento de los fondos estructurales después de 1992, pero no creemos que el presupuesto comunitarlo sea un instrumento adecuado para las trasnferencias interestatales a la escala propuesta por España. Pensamos que la cohesión se alcanzará de forma más efectiva mediante adecuadas políticas maeroeconómicas y la conclusión del mercado único en 1992. El proceso de la unión económica y monetaria debería tener un efecto cohesivo en economías como la española.

Thatcher, en cabeza

P. ¿Diría usted que, ahora que Thatcher ha desaparecido, los Doce se ven forzados a ser más realistas, al no poderse esconder tras las continuas reservas y frenazos de la ex primera ministra?

R. Sí, eso es cierto. Creo que Thatcher siempre dirigió desde el frente, y a veces resultó convenierite a otra gente dejarle tomar la cabeza en cuestiones difíciles. Nosotros vamos a seguir expresando nuestra opinion en cuestiones difíciles, pero otra gente tarribien va a tener que manifestar la suya.

P. España es uno de los países que se ha distanciado del idealismo europeista. ¿Ve usted en el nuevo pragrriatismo una útil convergencia con Londres?

R. Sí, creo que la realidad está acercando las posiciones de los distintos países. La contribución española a la unión económica y monetaria ha sido muy importante. Tengo el máximo respeto por Solchaga y creo que él y el jefe del Gobierno han desempeñado un papel muy importante.

P. En España se puede ver esto como un apoyo a Solchaga en sus tribulaciones internas.

R. Ah, no. Es un hombre muy capaz, pero está lejos de mí intervenir en los asuntos de política interna española.

P. El Reino Unido desempeñó un destacado papel en la política. internacional de la pasada década, debido a la firmeza de Thatcher en un mundo polarizado. ¿Qué papel va a jugar en el llamado nuevo orden internacional?

R. El Reino Unido pretende desempeñar un papel de protagortísta en el mundo,no deseonectado de nuestro papel en Europa; al contrario, su punto de partida es nuestro fuerte compromiso con Europa. Desde que se puso fin a la agresión iraquí contra Kuwait, el imperio de la ley se hace notar más en las relaciones entre los Estados. Eso significa nuevas responsabilidades para la comunidad internacional., Por ejemplo, estoy intentanto que las Naciones Unidas establezcan un registro de armas para controlar el problema de la proliferación armamentista.

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