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Riesgo de "guerra abierta" entre serbios y croatas

La oleada de violencia étnica entre serbios y croatas, en las regiones de Croacia pobladas por serbios, se cobró el jueves 17 vidas. Trece policías croatas y cuatro civiles serbios murieron y 15 policías y seis civiles fueron heridos en Borovo Selo, pueblo cercano a Vukovar (Eslavonia). Milicianos serbios, en su mayoría nacionalistas y radicales enemigos del régimen de Zagreb, levantaron barricadas y en una emboscada mataron a tiros a 12 polícias que acudieron a Borovo Selo a buscar a dos compañeros desaparecidos. El Ejército ocupó el pueblo tras el incidente para impedir una escalada del conflicto.

Croacia seguía ayer al borde de choques incontrolados entre las poblaciones croata y serbia que habitan su territorio. La cifra de muertos var al alza y a la baja durante todo el día y la confusión y la consternación por lo ocurrido eran general izados en toda Yugoslavia, estado plurinacional que vuelve a hallarse al borde de una guerra civil.

La radio y televisión emitían continuos llamamientos a la calma y de advertencia contra toda acción que pudiera suponer una nueva vuelta en la espiral de violencia interétnica, en víspera del undécimo aniversario de la muerte del legendario líder yugoslavo Josip Broz, que con su régimen comunista autoritario logró preservar durante cuatro décadas la convivencia pacífica de las etnias yugoslavas.

En Polca, minúscula localidad cercana a la población dálmata de Zadar, fue asesinado otro policía croata, Franco Lisiea. Mientras, en Brsadin (Eslavonia), un serbio era abatido por disparos de un croata. Ambos eran civiles. El Ejército yugoslavo controla diferentes partes del territorio croata con población predominantemente serbia, con la orden de impedir choques étnicos, pero sin disparar.

Al borde de la guierra

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El presidente de Croacia, Franjo Tudjman, se dirigió a la nación en la madrugada del viernes, tras criterarse de la muerte de los 13 policías, y advirtió que Croacia se halla en el "principio de una guerra abierta". Tudjman señaló que la rebelión serbia "forma parte del escenario panserbio", diseñado para impedir la llegada del croata Stipe Mesic a la presidencia del país (prevista para el 15 de mayo) y bloquear la celepración del referéndum (previsto para el 19 de mayo) en que la población de Croacia debe decidir sobre los futuros lazos que regirán las relaciones entre esta repúplica y el resto de Yugoslavia.

"Ellos aspiran", dijo Tudjman, "no sólo al derrumbe del poder político en Croacia sino a la creación de Serbosuavia o Gran Serbia". Si bien el rnando de las Fuerzas Armadas Intenta jugar un papel de mediador, según Tudjman, hubo varios incidentes en los que los soldados y sus oficiales han favorecido a la población serbia en Krajina, región croata que autoproclamó su independencia y el 12 de mayo pretende celebrar su refert.'ndum acerca de la unificación con Serbia.

Tudjman anunció que Croacia reexaminaría sus relaciones con la república serbia al considerarla culpable de incitar el malestar serbio en Croacia y prometió defender la paz y la libertad de Croacia.

Las relaciones croato-serbias parecen haber llegado al punto más bajo desde la II Guerra Mundial, cuando los ustaski (fascistas) croatas asesinaron a miles de serbios. La población serbia de Krajina, víctima de las raatanzas en el pasado y maniplulada brutalmente por Belgrado y Knin, sede de Krajina, donde el hombre fuerte de la región, Milan Babic, les promete la unificación con Serbia, revive el pasado como si fuera el presente.

"Recuerdo 1941", dice una mujer de 61 años, "y nosotros no permitiremos que vuelva a pasar. Moriremos defendiendo esta tierra". Ella y sus compatriotas de Piltvice, parque nacional controlado por el Ejército tras los conflictos étnicos de marzo pasado, no parece notar que hayan pasado 50 años desde 1941 e ingenuamente cree que se prepara otro ataque.

Vandalismo

Los croatas también perdieron la paciencia con las vías ferroviarias dinamitadas por la milicia serbia, carreteras cortadas con troncos, controles de los policías de Knin y y los constantes anuncios de rebelión. El asesinato del policia croata en Polca desencadenó una ola de vandalisino en Zadar. Tras una manifestación de 20.000 personas, celebrada el jueves, los manifestantes destrozaron los escaparates de las tiendas serbia en Zadar, porque éstas no exhibían una bandera croata con crespón negro de luto.

Ayer, los policías miraban ¡mpasibles cómo los niños y los adolescentes robaban en las tiendas con los cristales rotos y expresaban su rencor al destrozar lo poco que queda. El sol primaveral no alegraba las calles mediterráneas de Zadar cubiertas de escombros. "No tenemos los suficientes policías para impedir el pillaje", explicó a este diario el jefe del municipio de Zadar, Martin Drazina.

Hoy se reúne la presidencia yugoslava para analizar la renovada escalada de violencia, mientras la expresión que más frecuentemente se oye tanto entre los serbios como entre los croatas es: "Estamos dispuestos a morir para defender esta tierra".

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