"Aspiro a completar el panorama de arte en Barcelona"
"Si la realidad de la ciudad en lo que a arte actual se refiere es fragmentaria hay que aceptar el dato como propio del lugar y ponerse a trabajar a partir de él", dice Messer (Bratislava, Checoslovaquia, 1921). "La Caixa puede actuar como catalizador para que desde esta ciudad se pueda tener una visión de conjunto sobre el arte contemporáneo que en estos momentos no tiene. No sería positivo que planteáramos nuestra actividad en competencia con las instituciones que ya existen".Sobre la colección actual de La Caixa, integrada por 81 artistas españoles y 70 extranjeros, el museólogo dice: "Aún no puedo hablar a fondo de ella, no la conozco suficientemente. Me parece que los ejemplos han sido escogidos con cuidado y esfuerzo. Se trata sin embargo de una colección que empieza tarde, hay muy poco de los años cincuenta, prácticamente una muestra simbólica. Será importante en el futuro completar periodos que el público conoce mejor".
Messer no quiere pronunciarse aún sobre el proyecto de que los fondos de La Caixa se exhiban permanentemente en el futuro Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona. "Me han hablado de él y me han informado de que por el momento tiene una colección muy pequeña. Insisto en que no debemos entrar en competencia con lo que ya hay, sino incidir en lo que falta. Pero necesito conocer la situación más a fondo".
El nuevo asesor de La Caixa no se considera especialista en arte español. Sin embargo, en 1961, el mismo año en que se hizo cargo de la dirección del museo Guggenheim, organizó una gran exposición de Antoni Tápies, la primera monográfica del artista organizada por un museo extranjero. Fue también amigo de Miró: "Obtuve de Solomon Guggenheim la autorización para encargarle un mural permanente para el museo". En la actualidad se declara profundo admirador de Eduardo Chillida. Añade lacónico: "De los más jóvenes no sé qué decir, me siento algo perdido".
Tras realizar estudios en la Sorbona de París, Thomas Messer obtuvo su licenciatura de arte por la Universidad de Harvard en 1951. Desde dos años atrás dirgía el museo Roswell de Nuevo México. "El presupuesto anual de ese ibuseo era de 2.400 dólares: es decir, mi propio sueldo", ironiza. "Allí lo aprendí todo: fui a la vez director, conservador, restaurador, bibliotecario y conserje".
Posteriormente, dirigió la American Federation of Arts de Nueva York (1952-1956) y el Instituto de Arte Ceintemporáneo de Boston (1956-1961), de donde pasó a hacerse cargo del Guggenheim. "En aquellos momentos el panorama norteamericano estaba absolutamente marcado por el expresionismo abstracto, que actuaba como una dictadura. Había una auténtica cerrazón ante el nuevo arte de Europa o de América Latina".
Dejada la fundación Guggenheim, actualmente es profesor de la Universidad de Francfort.
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