Oficinas camufladas se están instalando en zonas industriales
El encarecimiento del suelo para oficinas en el centro de la capital ha empujado a los promotores inmobiliarios hacia las áreas tradicionales de la industria. Los distritos de San Blas y Arganzuela están salpica dos de despachos camuflados en licencias urbanísticas industriales. La Comunidad, que está investigando el incumplimiento de las medidas de higiene y seguridad en estas oficinas piratas, considera excesivamente tolerante al Ayuntamiento de Madrid por la concesión de estas licencias. El Gobierno municipal replica que estos casos los provoca la "indefinición" de las empresas de nuevas tecnologías.
El responsable de la Oficina de Planeamiento de la Comunidad de Madrid, Félix Arias, desvela las trampas empleadas por los promotores urbanísticos para edificar oficinas sobre terrenos reservados a las industrias. Los constructores se escudan en los denominados centros industriales integrados para exceder los porcentajes admitidos por el Plan General de Urbanismo para despachos, un 25% de la superficie edifIcada.Arias considera que el Ayuntamiento de Madrid tolera los proyectos que se presentan bajo la denominación de centros de cálculo de las empresas, aunque luego no controla los usos reales de los inmuebles. "Son malas oficinas", afirma Arias.
En su opinión, estos edificios son más baratos porque su aprovechamiento del solar es muy elevado y por el menor coste de sus materiales, de "aspecto industrial". Pero, sobre todo, rebajan o tergiversan los requisitos exigidos a los edificios de despachos: número de escaleras y ascensores, condiciones de iluminación y ventilación y plazas de aparcamiento.
Picaresca de los promotores
Este primer rastreo sobre la picaresca de los, promotores de oficinas camufladas irá seguido, según el viceconsejero de Política Territorial, Jesús Morón, por una investigación caso por caso y con las armas de la disciplina urbanística en la mano: la paralización de licencias.
La Comunidad ha constatado que algunas compañías han convertido sus plantas de producción en auténticos "cadáveres inmobiliarios", a la espera de que una oportuna recalificación revalorice sus terrenos. Empresas como El Águila, Alcatel o Papelera Peninsular mantienen sus terrenos "en barbecho" para obtener mayores aprovechamientos. En otras, como en el edificio Medinabi, de la calle de Méndez Alvaro, se usan los espacios productivos como oficinas.
Para rizar el rizo, ha aparecido un nuevo producto inmobiliario: los centros integrales multiempresa, que encubren oficinas bajo la apariencia formal de industrias. Abundan en Arganzuela-Méndez Alvaro, junto a Atocha, y San Blas-Julián Camarillo, cerca del aeropuerto y del Campo de las Naciones.
Algunos edificios integrados multiempresa, en cuyos reclamos publicitarios se dice que el 25% estará dedicado a oficinas, presentan montacargas para vehículos pesados o "delirantes rampas" para que la cubierta sirva como estacionamiento, según la Comunidad.
Los promotores, que ofrecen lotes desde 90 metros cuadrados, recomiendan que al solicitar la licencia de apertura se diga que se va instalar "el centro de cálculo de la empresa", expresión que, según la Comunidad, "el Ayuntamiento de Madrid admite, por lo visto, como actividad industrial".
José Luis Garro, coordinador municipal de Urbanismo, afirma que el Ayuntamiento de Madrid no está dando "conscientemente" ninguna autorización para que las oficinas se instalen en las áreas industriales, aunque reconoce que se ha podido producir algún caso como los denunciados por la Comunidad de Madrid en actividades concretas. Según Garro, ha podido ocurrir con empresas especializadas en nuevas tecnología, como los citados centros de cálculo, porque existe aún cierta indefinición sobre el carácter de su actividad.
A juicio del responsable municipal, la acusación de la Comunidad "es una cortina de humo" y hay que ir a un planteamiento más extenso del problema. "Los sucesivos intentos para hacer un nuevo planeamiento urbanístico en el sur de Madrid, donde existen industrias obsoletas en un tejido urbano deteriorado, han fracasado y hay que ir hacia un reequilibrio zona por zona".
Garro sostiene que las industrias antiguas, con actividades que ya no guardan relación con la zona, se pueden llevar a otros asentamientos, de acuerdo con los sindicatos. "Esta operación no se ha atrevido nadie a abordarla por su conflictividad, pero no vamos a permitir que se comiencen a montar operaciones especulativas pidiendo la recalificación a oficinas para luego desmontar la empresa y desaparecer advierte el coordinador municipal de Urbanismo.
Garro considera que el Plan General de Madrid, actualmente en proceso de revisión, debe resolver los problemas de indefinición que plantean las nuevas empresas de tecnología punta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.