Rafsanyani y Asad discutirán la suerte de los rehenes occidentales en Líbano
El presidente iraní, Alí Akbar Hachemí Rafsanyani, llegó ayer a Damasco en busca de apoyo árabe a las demandas persas de respeto al lógico protagonismo de Teherán en la nueva escena del Golfo. Fuentes de Teherán y Damasco señalan que la cuestión de los 12 rehenes occidentales secuestrados en Líbano será uno de los temas centrales de la visita del presidente iraní a Damasco.
A pesar de la complejidad de las conversaciones entre Rafsanyani y el presidente sirio, Hafez el Asad, el éxito parece asegurado: Siria e Irán son sólidos aliados. El apoyo de Damasco a los iraníes en los ocho años de guerra con Irak, forjó vínculos más fuertes que las diferencias entre el panarabismo laico de Siria y la teocracia iraní.La cumbre de Damasco podría resumirse como el encuentro de dos potencias regionales ansiosas por cosechar los frutos de su conducta en la guerra que derrotó a un enemigo común: Irak. Irán optó por la neutralidad en la campaña contra Sadam Husein. Siria puso 19.000 soldados a las órdenes del general norteamericano Norman Schwarzkopf. Como ambas posturas beneficiaron a las monarquías del Golfo y facilitaron la victoria militar de Estados Unidos, tanto Teherán como Damasco esperan compensación.
Irán está irritado por su exclusión de la estructura de seguridad creada para el golfo Pérsico tras la derrota de Irak. Rafsanyani quiere que Siria, como socio principal de ese aparato que incluye a Egipto y a los seis países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) -Arabia Saudí, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Omán, Qatar y Bahrain-, promueva la corrección de lo que Teherán ve como una afrenta y un error geopolítico.
Tras una ruptura de tres años, el ministro de Exteriores iraní, Alí Akbar Velayati, acaba de sellar el reciente restablecimiento de relaciones diplomáticas con Arabia Saudí con una visita a Yedá.
Washington recalca que la llave para abrir un nuevo capítulo en las relaciones con Teherán debe primero liberar a los seis norteamericanos en manos de extremistas pro iraníes en Líbano. Londres ha dicho que no enviará embajador a Teherán mientras los tres rehenes británicos no recobren su libertad. Hay, además, dos alemanes y un italiano.
Siria necesita ayuda para demostrar que realmente ha restaurado el orden en Líbano y sabe que Irán puede influir sobre los secuestradores que parecen haberse dado cuenta que "la carta de los rehenes" ha perdido su valor: Irán ya no necesita canjearles por armas y por los 17 militantes proiraníes encarcelados en Kuwait en 1983, ya que estos escaparon tras la invasión iraquí. Para salvar la cara, los secuestradores piden la liberación de los más de 350 árabes presos en la cárcel de Al Jiam que Israel controla en el sur de Líbano. Asad y Rafsanyani podrían recordar a Washington que la solución ya no está en sus manos, sino en las de Israel.
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