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Gobierno y PSOE dialogan con la oposición anticastrista

El Gobierno español y el PSOE parecen dispuestos a dar un paso más en su distanciamiento del régimen cubano, dando, por primera vez, un espaldarazo a la oposición moderada anticastrista, con la que hasta ahora no habían mantenido contactos de alto nivel, según han indicado fuentes de la Administración.

Un miembro del Gobierno, el secretario de Estado de Cooperación Internacional e Iberoamérica, Inocencio Arias, recibirá, por primera vez, el jueves a una delegación de la oposición cubana invitada a Madrid por los grupos parlamentarios del PSOE y del Partido Popular (PP).Si el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, quien se halla de viaje en Centroamérica, hubiera estado en Madrid, él mismo hubiese acogido en su despacho a los miembros de una oposición anticastrista que hasta ahora sólo habían sido recibidos por directores generales.

La decisión de concederles audiencia a ese nivel cuenta, precisan las mismas fuentes, con el visto bueno de la Presidencia del Gobierno. Pero para no darle excesivo realce Arias rehusó ayer hacer declaraciones sobre el alcance de la visita.

Integrados en la Plataforma Democrática Cubana, acuden a Madrid tres representantes de la Coordinadora Social-Demócrata, Enrique Baloyra, Lino Fernández y Enrique Fernández Planas y el presidente del Partido Demócrata Cristiano de Cuba (PDCC), José Ignacio Rasco. En la capital de España residen además Carlos Alberto Montaner y Fernando Bernal, presidente y s secretario respectivamente de la Unión Liberal Cubana (ULC), y un destacado miembro del PDCC, Vicente Gutiérrez. Todos ellos serán recibidos por s Arias.

La Plataforma propugna una transición pacífica hacia la democracia mediante el diálogo con el régimen de Fidel Castro y su postura es, por tanto, más moderada que la de la Fundación Nacional Cubano-Americana, presidida por el hombre de negocios Jorge Más Canosa, que hasta ahora contaba con la simpatía de Estados Unidos.

"La novedad para nosotros", resaltó Elena Flores, responsable de Relaciones Internacionales del PSOE, "es la emergencia de una corriente que no preconiza un mero hostigamiento del castrismo, sino que aboga por la apertura de un diálogo con el régimen para promover un cambio consensuado". "Sus planteamientos son coherentes, sensatos y acertados", añadió.

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Las formaciones políticas que integran la Plataforma están esencialmente asentados en el exilio, en EE UU, Madrid o Caracas, y tienen escasa relación con los grupos coi-no el Partido Pro Derechos Humanos de Cuba algo implantados en el interior.

Después de acudir a la cita con Arias, la delegación de exiliados almorzará con los portavoces de la comisión de Exteriores del Congreso y, por la tarde, mantendrá entrevistas en el Senado.

Hace tan sólo seis y cuatro meses fueron presentados en Madrid, sin ningún respaldo del PSOE, la Plataforma y el Comité Pro Derechos Humanos, ahora convertido en partido.

Iniciado a principios de 1990, cuando González intentó convencer a Fidel Castro en Brasilia de la necesidad de insertar a Cuba en "la corriente democratizadora" que recorre Latinoamérica, el distancimiento crítico del Ejecutivo con el régimen castrista se acentuó con motivo de la llamada crisis de las embajadas, cuando decenas de refugiados cubanos pidieron asilo en varias sedes diplomáticas en La Habana, especialmente en la española.

El Gobierno optó en julio por aplazar la comisión mixta anual, que todavía no se ha vuelto a reunir, y congelar además la cooperación con el régimen castrista. En el marco del Plan Anual de Ayuda al Desarrollo aún se preveía otorgar a la isla caribeña en 1990 270 millones de pesetas, una cantidad sólo rebasada en Latinoamérica por Ecuador.

Cinco veces menos dinero

Superada la crisis, Fernández Ordóñez declaró en septiembre que no se podía hacer con Cuba "borrón y cuenta nueva" y si el Ejecutivo ha reanudado con La Habana la cooperación de índole cultural, consistente esencialmente en otorgar becas, la científico-técnica sigue paralizada. De ahí que el presupuesto destinado este año a la isla (56 millones de pesetas) equivalga a tan sólo la quinta parte de 1990.

Además de incitar a la oposición y al régimen de Castro a entablar un diálogo sobre el porvenir de la perla del Caribe, el Gobierno ha alentado también los contactos entre ambas superpotencias. Aunque pasó totalmente desapercibido porque coincidió con el final de la guerra del Golfo, el secretario de Estado adjunto de EE UU, Bernard Aronson, y el director para Latinoamérica del Ministerio de Asuntos Exteriores soviético, Valerio Nicolaenko, discutieron el 1 de marzo en Madrid durante siete horas sobre Cuba y de El Salvador.

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