Cuatro robos en tres años
I. F. , En los últimos tres años los museos holandeses han sido objeto de cuatro robos sonados. Entre mayo de 1988 y junio de 1990, nueve lienzos, siete de ellos firmados por Vincent van Gogh, desaparecieron de tres salas muy diferentes y abiertas en tres extremos de Holanda. El Museo de Arte Moderno fue el primer afectado por una serie de asaltos que culminaron ayer en el edificio de al lado, la casa dedicada al propio Van Gogh, con un suceso tan insólito como vertiginoso.
En las dos primeras ocasiones la Policía de Amsterdam y Otterlo siguió la pista de los ladrones con éxito. Los 10 agentes adscritos al caso de los tres cuadros desaparecidos del Stedelijk respiraron tranquilos apenas 10 días después de haberse hecho cargo de la investigación. Los dos ladrones fueron capturados y condenados a penas de dos y un año y medio de prisión.
Sin embargo, la firmeza de las teorías holandesas sobre seguridad en los museos ya nunca sería la misma. El afán de sus responsables de no transformarlos en fortalezas erizadas de cámaras se tambaleó por primera vez.
Para resolver el caso de Otterlo la Policía precisó siete meses. Como prueba de sus buenas intenciones, los ladrones devolvieron incluso uno de los lienzos, titulado Interior con telar y, tejedor, a la dirección del museo. El abogado de uno de los cuatro detenidos en relación con el caso restituiría luego, intactas, las otras dos telas. Los ladrones fueron condenados a cinco años de prisión.
El pasado año el robo de los tres cuadros que desaparecieron del museo Noordbrabant, al sur de Holanda, se llevó a cabo durante la antológica dedicada al artista. Los ladrones, posiblemente tres según la policía, entraron por una ventana de la planta baja del museo a al sala donde se encontraban las pinturas. La alarma no funcionó.
Ninguna de las telas ha sido aún recuperada aunque los expertos aseguran que vender un van gogh supone una tarea casi imposible. Un consorcio de compañías aseguradoras ofreció una recompensa "elevada", pero todavía no hay pistas. El Ministerio de Cultura ha mantenido por su parte su trayectoria de hermetismo y silencio. Sólo en julio de 1989 calificó de pérdida inútil de dinero los millones invertidos en mejorar las medidas de seguridad de los museos. Fue tras la desaparición de Familia comiendo patatas, una de las obras más emblemáticas de la pintura holandesa.
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