Ofensiva diplomática siria para superar su aislamiento
Siria ha emprendido una carrera contra el tiempo para recuperar todos los años en que el país estuvo aislado. Empeñada en dos puntos, la campaña contra su enemigo histórico, Sadam Husein -"el conflicto iraquí exige que no haya soluciones intermedias"-, y la insistencia en que ha llegado el momento del diálogo árabe-israelí, los diplomáticos de Hafed el Asad sacan todas sus cartas.
Faruk al Shara, ministro de Exteriores sirio, realizó ayer una visita relámpago a El Cairo para entregar al presidente egipcio, Hosni Mubarak, una carta de su homólogo El Asad, y preparar, en una nueva muestra del estrechamiento de las relaciones entre los dos países, la visita del secretario de Estado norteamericano, James Baker, a El Cairo, hoy, y a Damasco, mañana, jueves.Egipto, Siria y los seis países del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabla Saudí, Omán, Qatar, Bahre1n, Kuwalt y los Emiratos Árabes Unidos) firmaron en marzo pasado un acuerdo, denominado Declaración de Damasco, sobre la seguridad en la zona tras la guerra del Golfo. Siría y Egipto se manifestaban dispuestos a destinar a 100.000 de sus soldados a patrullar el área, mientras que los países del Consejo de Cooperación del Golfo, poco poblados y ricos, prometían a cambio aumentar la ayuda financiera y económica a estas dos naciones más pobladas, pero mucho más pobres.
La prensa siria, controlada por el Estado, sigue pidiendo al pueblo iraquí que le "arranque la cabeza" a Sadam Husein. La gran mayoría de los representantes de la oposición iraquí se refugiaron en este país durante la década pasada. Sin embargo, aunque Sirla también comparte una amplia frontera con Irak no padece el drama de los refugiados porque gran parte de la zona fronteriza es un desierto dificil de atravesar.
Los kurdos tampoco gozan en el país de los omeyas de reconocimiento como etnia, y la frontera sirlo-iraquí está completamente sellada por el Ejército de este presidente que gobierna la nación con mano de hierro. Sin embargo, en estos días los medios de comunicación han hecho hincapié en la "vasta tragedia humana" que se vive en Irak.
Sadam destruyó en 1988 unos 4.000 poblados kurdos que se encontraban en el noroeste del país, cerca de la línea divisoria con Siria, y trasladó a toda la población al este y al sur de Irak, por lo que es más fácil la huida hacia Turquía o Irán.
El único punto por el que se cuela algún que otro refugiado es aquel en el que confluyen Irak, Siria y Turquía. Aun así, los refugiados iraquíes en Siría son pocos -unos 3.500 hasta ahoraporque el puente que había sobre el Tigris ha sido destruido y es necesario cruzar el enorme río a nado o en un pequeño bote, expuesto a las balas de los soldados de uno y otro lado de la frontera.
En la actualidad sigue habiendo combates para controlar este punto fronterizo, considerado de "gran importancia estratégica" tanto militar como económica, ya que por él atraviesa el oleoducto procedente de la ciudad iraquí de Kirkuk. Es dificil evaluar la intensidad de éstos porque los periódicos sirlos son, tal vez, los únicos que siguen dando más importancia a los combates que se desarrollan en el interior de Irak que al problema de los refugiados.
Mubarak, en Libia
A última hora de la tarde de ayer, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, llegó a Trípoli donde mantuvo una reunión inesperada con el líder libio Muarrimar el Gaddafi. Aunque las autoridades de Libla no dieron detalles de la reunión, la misión de Mubarak aparece directamente relacionada con la gira que lleva a cabo el secretario de Estado norteamericano, James Baker, por varios países de Oriente Próximo. El dirigente egipcio viajó acompañado de su ministro de Asuntos Exteriores.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.