Discreta reaparición de Niño de la Capea en Málaga
Niño de la Capea reapareció ayer en Málaga, con una discreta actuación. La plaza registró una entrada cercana al lleno. Se lidiaron toros de El Torreón, con muchos kilos, faltos de casta y flojos, que dieron mal juego. Todos se cayeron reiteradamente y fueron pitados en el arrastre.El triunfador de la tarde fue Julio Aparicio, que cortó una oreja en su primero, al que hizo una faena artística. En el sexto fue ovacionado. Niño de la Capea, ovacionado en su lote, realizó en el que abrió plaza una faena reposada, y con muchos pases en el cuarto, aunque en ambos casos sin emoción, por la poca fuerza de las reses, que perdían las manos continuamente. Joselito tuvo ovación tras un aviso en su primero, al que dio pases sueltos porque se paró pronto, y al quinto, el más difícil de la tarde, lo aliñó y tuvo silencio.
Inauguración en Barcelona
En la plaza de Barcelona se inauguró la temporada, con una corrida de Baltasar Ibán, desigual de presentación y juego, informa Ángel Cebrián. El sexto fue sustituido por el sobrero, de El Sierro, que resultó manso. Víctor Mendes -silencio y oreja- lucido con el capote de salida y en quites, aunque menos lucido que otras veces en banderillas, se dobló bien con el cuarto y luego lo aguantó con valor y desahogo en terrenos de toriles, que es donde se refugian los mansos. Con el primero, un toro pegajoso que transmitía emoción, estuvo también valeroso.Juan Mora -ovación y silencio- se enfrentó primero con un ejemplar bien armado y con clase, pero muy flojo, y lo mimó con la muleta; destacaron dos buenas series con la zurda y lo finiquitó de una estocada baja. El quinto, aplomado pero con la boca cerrada en el último tercio, permitió ver con cuentagotas el buen toreo de Mora, sobre todo en el despacioso embarque de unos muletazos que no tuvieron ligazón ni remate.
Jesulín de Ubrique -aviso y silencio en el tercero, aplausos en el sexto- no estuvo bien. Todos esperaban que en su presentación en Barcelona como matador de toros se esforzaría en triunfar, y no fue así.
El primer toro de Jesulín hizo una buena pelea en varas y tenía un buen pitón derecho, lo cual el diestro, muy dubitativo, tardó demasiado en ver. En el sobrero no hizo la faena que tenía el toro y sólo le instrumentó, siempre a media altura, unas suaves series en redondo, pero cuando probó con la izquierda desistió inmediatamente y entró a matar. Acabó de un feo bajonazo.
Babelia
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