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La Numancia serbia

Una minoría radical maneja la rebelión de Knin contra Croacia

ENVIADA ESPECIALKnin, ciudad polvorienta de 45.000 habitantes, extendida en un valle rodeado por montañas rocosas a pocos kilómetros de la costa dálmata, desarrollada en torno a un importante cruce de la red ferroviaria yugoslava, es la capital de la autoproclamada región autónoma de Krajina, que se escindió la semana pasada de la república de Croacia.

Unos 3.000 de los 12.000 habitantes empleados de Knin trabajan en la compañía ferroviaria y otros tantos en la fábrica de tubos Tvik, que se halla al borde de la quiebra. Unas 3.500 personas no tienen empleo. Pero Milan Babic, el autoproclamado jefe del Gobierno de Krajina, que aspira a participar en las negociaciones acerca del futuro de Yugoslavia como representante de una unidad de la federación yugoslava, carece de un programa económico.

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Babic es el máximo exponente de la política del presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, entre los serbios en Krajina, región croata con mayoría serbia. No parece preocupado por posibles revueltas sociales y económicas porque "la gente está dispuesta a sacrificarse y padece pobreza, si se cumple su aspiración de vivir en comunidad con todos los serbios".

El Partido Democrático Serbio (PDS), a cuyos líderes el presidente de Croacia, Franjo Tudjman, no reconoce y califica de "terroristas y extremistas" domina la vida política de la región. La mayoría de los miembros del Partido Democrático Serbio proviene de la Liga de los Comunistas de Croacia.

La campaña electoral del partido nacionalista Comunidad Democrática Croata, que gobierna en Croacia, despertó los viejos recuerdos de las matanzas de los serbios en esta zona durante la II Guerra Mundial, y el nacionalismo serbio culminó con la escisión de Krajina.

Las leyes croatas no son respetadas en los 12 municipios que componen Krajina. Milan Martic, el jefe de la policía de Krajina, se queja de que el Ministerio del Interior de Croacia no les paga los salarios. La falta de fondos y la colapsada economía en la región no ha impedido que la población se armara y creciera el número de los reservistas de policía "listos para defender la autonomía" de una posible entrada de los policías croatas.

Tropas que nunca llegan

Desde agosto pasado, cuando la atemorizada población levantó barricadas para impedir la llegada de tropas croatas que nunca han llegado, existe una red de autodefensa, y en cualquier momento se pueden levantar las barricadas en los puntos claves. En la frontera entre Krajina y Croacia, tanto la policía croata como la de Krajina controlan a los pasajeros. Radio Knin, controlada por los hombres de Babic, avisa acerca de los movimientos, reales y ficticios, de la policía croata e instruye a la población sobre qué hacer para defenderse.La división política en la región está en función de la pertenencia étnica. La gente moderada, croata o serbia, que sólo quiere paz y no odia lo suficiente a otra etnia, es calificada de traidora. El PDS envió a sus pistoleros a las oficinas del serbio Nikola Lapov, director del parque nacional Plitvicka Jezera, para exigir su dimisión. Querían que el director fuera miembro del PDS.

"Mucha gente está harta de banderas nacionalistas, pero no se atreven a decirlo en público", comenta un ex líder local de los comunistas reformados, que rehúsa decir su nombre. Según él, la solución del conflicto debe buscarse por vía del diálogo y la salida de Knin de un centenar de los líderes nacionalistas.

Krajina es el punto débil de Croacia: mina su integridad y limita el poder de Zagreb. Una intervención policial provocaría sin duda una guerra civil y la intervención del Ejército. Mientras Zagreb y Belgrado sigan emitiendo beligerantes declaraciones, los serbios de Knin seguirán pasando las noches en vela, atemorizados por el comienzo de una guerra civil.

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