Islam y negocios
La disciplina del Ramadán y el dinamismo de la reconstrucción chocan en Arabia Saudí
JUAN JESÚS AZNÁREZ ENVIADO ESPECIAL, En el mes de ramadán, los soldados estadounidenses, británicos o franceses del ejército multinacional se emborrachan de coca-cola y soda a escondidas, y los censores saudíes, que parecieron haber flaqueado durante la guerra del Golfo, censuran a mordiscos y sin contemplaciones. Las páginas de las últimas revistas occidentales distribuidas en Dahran han sido diezmadas, y uno de los inquisidores más inspirados vistió a la tenista yugoslava Monica Seles con un par de leotardos negros de apreciable diseño.
El capitán Charles Spink advirtió a las mujeres que prestan ser vicio en la RAF que respeten el mes santo islámico y cubran la cabellera con una pañoleta. Algunos kuwaltíes renegaron de su fe musulmana a la hora del almuerzo, según denunció indignado un camarero del hotel Algosaibi de Dahran.El mes santo islámico, en el que los musulmanes deben ayunar durante el día, no fumar, no escuchar música, procurar racionalizar cuando no abstenerse de todo fornicio, ha coincidido en el tiempo con una gradual repatriación de las tropas norteamericanas y el progresivo regreso a la normalidad en Arabia Saudí. Simon Toubla, director del departamento de reservas del hotel Carlton, lamenta los horrores de cualquier guerra, pero al tiempo recordaba también un refrán árabe: "La desgracia de algunos se convierte en la fortuna de algunos". "Durante la guerra tuvimos que ocupar las habitaciones de algunos de los directivos, dada la gran demanda. Fue una buena racha", dijo.
Entre guardia y guardia, los militares que esperan un desenlace en el frente iraquí efectúan compras en un Al Khobar revivido comercialmente y bulliciosamente aburrido. La mayoría cumple disciplinadamente las recomendaciones del mando estadounidense: es absolutamente necesario que todos los soldados y oficiales tengan conocimiento de las limitaciones que implica el Ramadán y entiendan la sensibilidad islámica. Los hombres de negocios y periodistas que en viaje hacia Kuwait hacen escala en esta ciudad saudí, vecina de la base militar de Dahran, "deben vestir modestamente cuando visiten la ciudad y no pasearse por los vestíbulos de los hoteles en pantalón corto, trajes de baño o ropas que permitan ver el cuerpo desnudo", dice una circular saudí.
Quienes primero recibieron la orden de repatriación o se encuentran en las listas de embarque son aquellos marines movilizados en agosto de 1990, cuya lejanía familiar y estado de ánimo posiblemente no hubieran permitido las nuevas privaciones y composturas derivadas del Ramadán. Estas tropas, en su mayor parte replegadas por aire, forman parte de la 24ª División de Infantería, 82ª División Aerotransportada, 2º y 3er Regimiento de Caballería Acorazada, 1ª y 2ª División de Infantería y 5º Grupo de Fuerzas Especiales.
Completar la retirada
Las unidades desmontadas dejan, sin embargo, en sus posiciones los equipos más pesados en tanto no se firma el definitivo acuerdo de paz con Irak. Según la dirección de la concluida Operación Tormenta del Desierto, se mantiene un ritmo de salida de 5.000 soldados por día, hasta completar la retirada, en fecha todavía por determinar, del más de medio millón de soldados norteamericanos trasladados a los diversos frentes del golfo Pérsico.
[Más de 70.000 soldados norteamericanos han salido ya del Golfo, según datos oficiales estadounidenses, informa Reuter. Otros 468.000 continúan en la zona. Michael Stone, secretario del Ejército estadounidense, dijo el pasado domingo en Dahran que el próximo mes de julio seguirá habiendo tropas norteamericanas en el Golfo y que están llegando nuevas unidades para sustituir a las repatriadas.]
Los hombres de negocios saudíes, mientras tanto, no sólo contienen el estómago y los sentidos para acercarse a Alá. En su retiro diurno, también preparan balances y pugnan por hacerse con algunos de los contratos ofrecidos por los kuwaltíes para la recuperación del país. Uno de ellos decía que el grueso de los materiales que el emirato necesita para la reconstrucción de las viviendas y edificios oficiales destruidos por los iraquíes será suministrado por Arabia Saudí. "No por cuestiones políticas, sino por nuestros mejores precios", afirmó convencido.
Superar la recesión
La nación que gobierna el rey Fahd, custodio de las dos mezquitas más importantes del islam y de los campos petrolíferos más grandes del mundo, parece estar superando con cierta rapidez la recesión económica.
La industria automovilística, por ejemplo, recobra poco a poco el vigor anterior, y las firmas Audi, Porsche, Volvo y las japonesas aceleran su puesta al día y la promoción de las ventas entre los clientes saudíes, muchos de los cuales han abandonado su exilio cerca de La Meca y Medina, adonde huyeron cuando comenzó la crisis.
El Ramadán llega también a las líneas aéreas nacionales, que han preparado un menú especial copioso en su única comida nocturna. En vuelo, los pasajeros occidentales deberán adaptarse a esas raciones; en tierra pudieron disfrutar el desayuno y la comida en comedores camuflados fuera de la vista de los comensales musulmanes y también de esos kuwaitíes que, hambrientos, negaban su condición de creyentes.
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