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Optimismo y desesperación

Pese al optimista balance de donaciones que ha aportado Madrid en 1990, Albino Navarro lamenta el tabú moral que aún gravita en la ciudadanía a la hora de entregar los inservibles órganos del familiar clínicamente muerto. Casi todos los receptores encuentran, más tarde o más temprano, un donante, aunque en no pocos casos el órgano no llega en el momento idóneo, sino cuando la salud del receptor está ya seriamente dañada. Quince enfermos coronarios se encuentran en la actualidad hospitalizados en Madrid. Todos ellos, según Navarro, "están condenados a muerte", salvo que se produzca la anhelada donación.

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El número de trasplantes de órganos en los hospitales de Madrid se duplicó en 1990
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