"Los americanos necesitaban la guerra"

Pregunta. ¿Se han creído los estadounidenses los "motivos oficiales" de la guerra en el golfo Pérsico?Respuesta. El ciudadano encontraba explicaciones confusas. La explicación de liberar Kuwait parecía un poco simplista; la del petróleo, algo banal, y la necesidad de un nuevo orden en el mundo, demasiado abstracta. Nadie daba una explicación convincente, ha habido demasiada confusión. La guerra psicológica civil que introdujo la derrota de Vietnam no podía volver a repetirse. Por eso, muchas personas que repudiaban la guerra sí apoyaban a los soldados que estaban allí. No se podía permitir un recibimiento a los soldados parecido al de la ocasión anterior.

P. ¿Ha existido, entonces, una movilización ciudadana a favor de la fuerza desplegada?

R. Sí, y en un doble sentido. Incluso los símbolos han cambiado. Por una parte, en una gran cantidad de puertas y de árboles de todo el país, incluso de la ciudad de New York, han sido colocados lazos amarillos para simbolizar el apoyo a los soldados que estaban poniendo en peligro sus vidas, independientemente del respaldo a la causa. Por otro lado, el símbolo de la bandera americana, utilizado por los que, además de lo anterior, han estado de acuerdo con la decisión del Gobierno.

Crisis de identidad

P. ¿Puede suponer la aplastante victoria en el Golfo un aumento a corto plazo de la belicosidad de los norteamericanos?R. La guerra llegó en una época de crisis de identidad de la sociedad norteamericana, iniciada tras la derrota moral de Vietnam, que supuso un golpe muy fuerte para una sociedad que se creía la libertadora del mundo. La caída en situación denigrante de Nixon, la progresiva hegemonía de la tecnología japonesa y el fracaso de las expectativas que en los años sesenta auguraban una sociedad perfecta habían llevado a los ciudadanos a una situación de frustración importante. Los americanos necesitaban la guerra para resolver esta crisis, o, en el peor de los casos, para aceptar definitivamente un segundo plano en el concierto internacional.

P. Y, una vez recuperada la euforia, ¿cuál puede ser la actitud de la sociedad norteamericana ante próximos conflictos internacionales, una vez superada la guerra fría?

R. Aunque esta victoria, política y militar, ha supuesto una gran euforia al pueblo americano, incluso a los que en principio se mostraban contrarios a la intervención armada en el golfo Pérsico, la próxima guerra a resolver es de carácter interno. En la actualidad, Estados Unidos libra una batalla interna con problemas económicos y de salud tremendos. Los americanos se enfrentan a unos problemas sociales insólitos: un 14% de pobreza, datos astronómicos de analfabetismo, el problema de la droga, el sida, las personas sin hogar, los efectos secundarios del cierre masivo de los hospitales psiquiátricos...

P. ¿Se ha tenido desde EE UU, como ha pasado en algunos sectores europeos, la impresión de que todo apuntaba a un desenlace bélico o, quizá, que la decisión de atacar se tomó sin agotar todas las posibilidades diplomáticas?

R. Hubiese sido así si el presidente llega a ser Reagan en vez de Bush. Ronald Reegan era un poco más salvador del mundo; Bush es mucho más estratega, y su experiencia diplomática ha servido para garantizar a los estadounidenses que la decisión de la guerra era la única salida posible.