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Reportaje:

El poeta José Hierro rompe un silencio de 27 años

Mañana presenta el libro 'Agenda', surgido "al hilo del vivir"

José Hierro (Madrid, 1922) llevaba sin publicar nuevos poemas desde 1964. Mañana, lunes, presenta un libro, Agenda (Ediciones Prensa de la Ciudad). Esa efeméride resulta además realzada por haber recibido Hierro el último Premio de las Letras Españolas. José Hierro siempre ha considerado que la poesía sopla donde y cuando quiere, como el amor, y que, por tanto, él sólo escribe cuando no puede hacer otra cosa. De poesía, y de las muchas otras cosas que vive, habla este poeta que conserva su afición a andar por los montes, y también a escribir en un bar como cualquier otro, a dos pasos de casa. Para el autor, los poemas surgen "al hilo del vivir".

"Agenda se titula así porque son poemas que van surgiendo así, sin estructura, al hilo del vivir, igual que apuntas lo que tienes que hacer o lo que has hecho", dice José Hierro, bebiendo el enésimo café de la mañana. "Algunos de sus poemas aparecieron hace 15 años, y otros son muy recientes. Pero creo que hay una unidad de tono, y una mayor complejidad que en mis libros anteriores. Incluso hago hincapié en elementos narrativos, con una parte titulada Nombres propios, en la que capto momentos de personajes como Pablo Iglesias, Neruda, Lope, Brahms...".Hierro escribe mucho, aunque publique tan espaciadamente. Y sigue dedicando mucho tiempo a la vida. "A la poesía, como al amor, no se la puede forzar. A base de voluntarismo puedes escribir notas, o prosa, pero no poesía. Es la diferencia entre salir a ligar o a enamorarte. No puedes salir ex profeso a enamorarte o a que se enamore alguien de ti. Yo en un poema voy a jugármelo todo".

En 1987 se jubiló de su trabajo en Radio Nacional de España, y ese nuevo estado le dejó tan campante. "He trabajado en mil cosas a lo largo de mi vida", dice, "y siempre he preferido lo que no tuviera relación con la literatura: así, cuando salía a la calle me sentía libre para dedicarme a lo mío. De todas formas, nunca he tenido nada de eso que se llama dignidad laboral. Lo importante era ganarse la vida, y, como toda persona vaga, nerviosa y precipitada, lo que quería era acabar cuanto antes con las obligaciones que no me interesaban".

Tanto como la independencia, Hierro ha valorado en los trabajos la solidaridad y ha huido de la competitividad. "Lo que he procurado hacer siempre es llevarme bien con los compañeros y no ir en plan vizduque ni trepando sobre las espaldas de los demás".

Viajes

Pese a su manera de ser llana y compadre, José Hierro no es fácil de atrapar por teléfono: suele parar poco en casa, e incluso en Madrid."Me gusta escribir fuera de casa, en el bar de toda la vida, nada sofisticado", dice. "Y no suelo desdeñar los viajes, porque me gusta explorar las ciudades y aspirar su aroma y decirme si podría o no vivir allí. Me encanta también dar charlas, más que conferencias, porque no tienes que preparártelas, y el auditorio es lo de menos: me gusta hablar en institutos".

El José Hierro viajero tiene, no obstante, sus reglas. "Por principio", proclama, guasón, "no viajo donde no llegaron los romanos o sus descendientes. Comprendo que la India, Japón, lo exótico, es interesante, per no es lo mío. He visitado el norte de África, pero es que te encuentras coliseos romanos. Y ahora voy a Puerto Rico, donde, desde luego, llegaron nuestras ínclitas razas ubérrimas".

Sigue pasando cuanto tiempo puede en su casa serrana de Titulcia ("pueblo que, según Antonio Tovar, es mencionado un sola vez por Estrabón") y preparando sus famosas paellas. "Me gusta enormemente andar por el campo, y un piropo que me vuelve loco es que comparen el ritmo de mi poesía con el ritmo del caminar".

La poesía es, para Hierro fundamentalmente emoción y ritmo. "Todo empieza con una emoción", dice. "Es como cuan do te pica y no aciertas el sitio exacto. Valéry sabía que el primer verso nos lo dan los dioses Tras esa emoción, todo se va llenando poco a poco de ritmo, y luego de palabras. Por fin se apunta el tema: te lanzas a la indagación".

Algún amigo le indicó que ciertos poemas suyos tenían rela ción con estructuras de novela policiaca. "Un poema es ir de descubierta. Pero además no tie ne nada de extraño, porque leo mucha novela de ese tipo".

El poeta José Hierro no descarta escribir narrativa. "El cuento creo que se ajusta más a mis condiciones, y tengo por ahí apuntadas bastantes ideas. La verdad es que he escrito tres novelas, pero ya no existen: la última la retiré por pudor cuando y estaba en galeradas".

Cada vez es más hórribre de relecturas. "Creo que un problema cultural en este país es que no se relee. Pero yo vuelvo con gusto a ciertas voces. He tenido que leer muchas cosas por obligación, para preparar un ensayo o como jurado. En prosa releo a Gabriel Miró, a Marcel Proust. Y en poesía, a Juan Ramón Jiménez, Blas de Otero y, sobre todo, a Lope, que me sacude. Por ejemplo, cuando escribe: "¿Qué queréis, / que no escriba o que no viva? / Haced vos con vuestro pecho que no sienta, / que yo haré con mi pluma que no escriba".

Otra pasión de José Hierro es la pintura. "Estuve a punto de dedicarme a ello, pero todo se ha quedado a que de vez en cuando hago una portada para amigos o un cartel. Pero como público de arte sí soy un gran aficionado, que se guía, como en un poema, por el golpe que un cuadro te da, esa emoción, ese misterio: Vermeer me parece mágico, y también Velázquez. Pero, aunque me gusten pintores cuya mención parece obvia, procuro visitar las exposiciones de gente nueva".

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