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Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Paradojas

Snap es un grupo de música de baile que durante el año 1990 ha colocado varios de sus temas en la cabeza de las listas de éxitos. Sus grabaciones disfrutan de un sonido impecable, basado en una inteligente utilización de las técnicas de estudio. Cuál sería su plasmación en el directo era el interrogante previo al concierto, y Snap sorprendió -paradojas de la música actual- porque prescindió de las máquinas y utilizó instrumentos convencionales.Despojado de las secuencias rítmicas características de la música de baile (cajas de ritmo), el grupo aventuró su repertorio en manos de un batería voluntarioso, pero humano. Y el hombre perdió ante la máquina en su propio terreno: el de la emoción. El auditorio echaba de menos la contundencia programada que, en condiciones "normales" (estamos hablando de música para las discotecas) prácticamente obliga al baile, y los éxitos de Snap (The power, Mary has a little boy) se diluyeron en su propia imperfección.

Snap

Snap. Aforo: 800 personas. Precio: 2.200 pesetas. Madrid, Sala Universal Sur, 5 de marzo.

Para el recuerdo quedó la muy eficiente labor de Jackie Harris, poseedora de un torrente de voz que identificó al grupo con su público. Su estilo se encuadra en la denominada deep-music del área de Chicago, obviamente entroncada en la tradición vocal del soul que marcó época en los 60 y ahora vuelve a recuperarse. A su lado, Durron Buller, rapea monólogos atonales con voz muy grave, y el contraste es atractivo.

Snap se acercó por momentos a la fría música industrial europea, y los resultados fueron satisfactorios (el grupo proviene de Frankfort, aunque sus vocalistas son norteamericanos). Asimismo, realizó una adaptación de Anna Stesia, un complejo tema de Prince simplificado hasta la intranscendencia.

Snap está formado por ocho personas en escena: seis músicos y dos figurantes que llevan a cabo un peculiar coreografía. La chica es blanca; baila y brinca como si fuera un saltimbanqui, y él es un forzudo negro, de increíble musculatura, tocado con chistera pero desnudo de cintura para arriba, exactamente igual que en una función circense.

El concierto fue breve y sufrió problemas técnicos que obligaron a interrupciones prolongadas, circunstancia que enfrió los ánimos del público. Nueva paradoja para un grupo que se presentaba cálidamente sofisticado, y acabó siendo fríamente humano.

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