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Pleno apoyo del Gobierno español a la ofensiva de la coalición antiiraquí

Dividido entre su solidaridad con la coalición antiiraquí y su aprecio por la iniciativa de paz soviética, el Gobierno español acabó optando por la primera, como quedó de manifiesto ayer en el comunicado hecho público al mediodía, tras la reunión del llamado minigabinete de crisis. El documento expresa "su pleno apoyo a la coalición internacional, y espera que esta fase de la acción militar concluya con la mayor rapidez posible y con el menor número de víctimas y daños".

El comunicado achaca, la responsabilidad del desencadenamiento de la ofensiva terrestre a Sadam Husein, a pesar de su aceptación de las dos versiones de la propuesta de la URSS, y lamenta que "Irak no haya presentado ninguna propuesta formal que signifique una retirada inmediata, total e incondicional de Kuwait, cumpliendo todas las resoluciones del Consejo de Seguridad".La postura del Ejecutivo había quedado clara horas antes del inicio de la batalla terrestre, cuando suscribió otro comunicado, difundido ayer en Luxemburgo, en el que los Doce afirman que "la Comunidad y sus Estados miembros están al lado de las fuerzas de la coalición aliada".

El Gobierno fue informado del inminente desencadenamiento de la ofensiva por una llamada del secretario de Estado norteamericano, James Baker, que a primeras horas de la madrugada del domingo sacó de la cama a su homólogo español, Francisco Fernández Ordóñez, según indicaron fuentes diplomáticas.

El alineamiento del Ejecutivo con la coalición encabezada por EE UU contrasta con el elogio que González hizo el viernes a mediodía del plan de paz de Mijaíl Gorbachov, al que calificó de "extraordinariamente positivo" y en concordancia con las resoluciones de la ONU. Altos cargos de Exteriores subrayaban entonces que "no se podía dejar pasar tal oportunidad".

Declaración abortada

En sintonía con esta postura, el Gobierno dio su visto bueno, el viernes por la mañana, al borrador de un comunicado presentado por la actual presidencia luxemburguesa de la CE en el que se animaba a Irak a que cumpliese el plan soviético que acababa de aceptar, y se indicaba que sólo el Consejo de Seguridad era competente para cancelar las sanciones a las que está sometido el régimen de Bagdad. La oposición del Reino Unido y Francia impidió su aprobación.A primera hora de la mañana del viernes, "EE UU no se había pronunciado negativamente sobre la proposición soviética", como recalcó González, pero Baker no tardó en hacerlo, y para expresar su rechazo llamó a los ministros de Exteriores y de Defensa de los países de la UEO, reunidos en París.

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A partir de ese momento se produjo el realineamiento español, a pesar de que en La Moncloa se recibió un segundo mensaje de Gorbachov -el primero lo entregó el jueves el ministro de Exteriores soviético, Alexandr Besmértnij-, en el que éste solicitaba apoyo para la segunda versión del plan de paz.

El sábado por la mañana, Fernández Ordóñez mantuvo una conversación con el embajador soviético en Madrid, Serguéi Romanovski, al que expuso dos reproches a su propuesta de paz: el plazo excesivo que otorgaba a Sadam Husein para retirarse y la supresión de las sanciones económicas impuestas a Irak. España optaba por preservar la cohesión de la coalición.

Esta rectificación de la postura española incitó a Antonio García Santesmases, portavoz de Izquierda Socialista del PSOE, a criticar ayer al Gobierno y a la CE por "plegarse a una estrategia norteamericana que en el futuro demostrará lo peligrosa que es para nuestra seguridad ( ... )".

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