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González toma las riendas del PSOE y promueve un debate sobre la estrategia del partido

Felipe González ha desechado dejar la dirección del PSOE en manos de Alfonso Guerra exclusivamente y ha tomado las riendas de los debates en la ejecutiva federal del partido. El secretario general del PSOE, que hasta noviembre del año pasado asistía esporádicamente a las reuniones de la dirección, ha acudido a todos los debates en los tres últimos meses, ha participado muy activamente en las discusiones e, incluso ha promovido un documento de reflexión sobre la estrategia del partido. González está dispuesto a efectuar una profunda remoción del Gobierno, que afectará incluso a su entorno más cercano, según fuentes gubernamentales.

La asidua presencia del líder socialista en las reuniones de la ejecutiva federal no responde a motivaciones circunstanciales, ni exclusivamente a la gravedad de la guerra en el golfo Pérsico, sino a una decisión política, anunciada a personas de su confianza, que parece poner término a un cierto desentendimiento anterior respecto del aparato del partido. Vestido a menudo con atuendo informal, González ha dirigido personalmente los debates sobre la crisis en el Golfo, ha invitado a la presentación de propuestas sobre otros asuntos políticos e incluso ha impulsado un proceso de reflexión sobre la estrategia del partido. Una reflexión cuyas conclusiones ha pedido que se plasmen en un documento.En el caso de que los criterios queden acordados en el plazo de un mes, el documento sería sometido a debate en el comité federal el día 22 de marzo. Pero, aunque no esté ultimado para esa fecha, lo importante desde el punto de vista político será que la dirección del partido continuará comprometida a realizar un esfuerzo de imaginación y revitalización, en opinión de quienes más se han alegrado de la iniciativa de Felipe González.

Favorecer la 'bunkerización'

Dirigentes socialistas que cuentan con la confianza personal de González lamentan que Alfonso Guerra haya sostenido el pasado viernes, en Vitoria, que "la derecha social y económica ha concebido la estrategia de intentar cambiar la identidad del partido socialista", porque esa pretendida alarma lo que favorece es una "bunkerización" del partido.El comentario de Guerra, realizado también en la inauguración del Congreso del Partido Socialista de Euskadi, de que grupos de presión del mundo financiero y del periodismo "buscan aliados dentro del PSOE para que alguien les ayude" a conseguir un giro del socialismo hacia la derecha ha suscitado alguna indignación. Por una parte porque extiende la amenaza de caer bajo sospecha a cualquiera que discrepe con él y, por otra porque sugiere que pueden existir otras señas de identidad más progresistas que las que representa la gestión del Gcbierno.

En público, sólo Joaquín Almunia, responsable del Ministerio para las Administraciones Públicas, salió ayer al paso. "No sé qué datos tiene Alfonso Guerra para hacer esas afirmaciones", dijo a preguntas de los periodistas. "Si existen esos intentos, ni el partido ni ningún militante escuchará esos cantos de si rena". Pero en privado, otro miembro del Gabinete y algunos dirigentes socialistas próximos a Felipe González exteriorizaron su enojo ante lo que consideran un intento de suscitar y alimentar sospechas, un año después de que en la ejecutiva federal Alfonso Guerra hiciera las mismas advertencias, a raíz de quel surgiera el caso Juan Guerra.

Uno de los ministros con los que Guerra compartió responsabilidades en el Gabinete lamentaba ayer que éste aparezca como el alma reformista del Gobierno, y González parezca un pragmático, cuando éste ha sido el impulsor de las principales reformas y aquél "ha estado siempre más atento a cuanto eran resistencias y dificultades".

"¿Es que se puede pretender ahora enarbolar una bandera de progresismo diferenciada de la del Gobierno, o es que lo que se quiere contraponer son gestos estéticos?", ironizaba ayer un compañero de Guerra en el Gabinete, que además advertía que el PSOE no está a la izquierda del Gobierno.

Todos los miembros del Gobierno consultados coinciden en reconocer la "ausencia palpable" del vicepresidente. La silla que ocupaba ha sido mantenida, vacía, en la mesa de reuniones del Consejo de Ministros y, según varios asistentes, casi todos los ministros exponen sus puntos de vista de forma más dístendida desde hace varias semanas. Desde su punto de vista, la ausencia de Guerra ha suscitado el problema de la coordinación, que él antes garantizaba, con el partido y con el Grupo Parlamentario, pero a la vez posibilita una verdadera labor coordinadora y de mediacíón entre los ministros y el presidente.

Vicepresidencias

Uno de los integrantes del primer Gobierno socialista recuerda que González estuvo en 1985 a punto de crear tres vicepresidencias, cuando Miguel Boyer pretendió aumentar su rango en el área económica, y confírma que de nuevo ha sido estudiada esta fórmula, aunque le parece improbable que cuaje.González quiere disponer de un ministro coordinador, con probada capacidad política, pero mantiene todavía dudas sobre la futura configuración del Ministerio para las Relaciones con las Cortes, que podría quedar convertido en Secretaria de Estado, y la posible creación de un Ministerio de la, Presidencia.

Según varios miembros del equipo ministerial, González está decidido a efectuar, en el plazo de tres semanas, una profunda renovación del Ejecutivo, que no ha tenido prisa en realizar para favorecer así la rentabilidad electoral en los comicios municipales y autonómicos de mayo.

El nuevo Gabinete incluirá un guiño hacia las fuerzas políticas, centristas y nacionalistas vascas y catalanas, que forman alianza parlamentaria con el PSOE, según uno de los ministros con buenas relaciones en Cataluña. Esa búqueda de complicidad pretende consolidar la política de pactos y preparar el camino a posibles gobiernos de coalición.

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