Gaviria se reunirá con los dos únicos grupos armados que quedan en Colombia

El Gobierno del presidente César Gaviria, en medio de una oleada terrorista sin precedentes que ha desangrado la estructura económica del país, se reunirá en los próximos días con jefes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), los dos únicos grupos guerrilleros no desmovilizados y que están integrados en la Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG), para sentar las bases de un posible diálogo. Ésta es la primera vez que el Gobierno colombiano no exige el cese de hostilidades como condición previa para el diálogo.

El encuentro se realizará en un lugar -del municipio de Lauribe, al este del país, muy cerca de Casa Verde, sede del secretariado de las FARC, tomado, por el Ejército el pasado 9 de diciembre. Esta acción del Estado fue la que dio pie a una feroz ola terrorista. "Por cuatro metros de selva se trastornó la paz del país", dijo recientemente monseñor Darío Castrillón, presidente de la Conferencia Episcopal, al referirse a este hecho.El primer diálogo Gobierno FARC-ELN de la Administración del presidente Gaviria supondrá el fin de un largo tira y afloja en el que se han hecho propuestas y contrapropuestas a través de comisiones -llamadas de buena voluntad-, de mensajes enviados al Gobierno o a los medios de comunicación en casetes o por radioteléfono.

Para muchos analistas, la aceptación del diálogo "como quiera, donde quiera y cuando quiera la guerrilla" es prácticamente una capitulación disfrazada y una señal de debilidad de las fuerzas armadas para hacer frente a la subversión. Otros analistas ven las cosas de un modo diferente: a pesar del poder que demuestran con sus actos violentos, al apelar al terrorismo los insurgentes demuestran su desesperación y su debilidad política.

El Gobierno tiene una carta a su favor: el interés que puede tener la CNG en partiCipar en la Asamblea Constituyente. El plazo para dar cabida a la guerrilla desarmada dado por el Gobierno vencería el próximo 15 de marzo, Ante la urgencia que tiene el país de lograr la paz, los 72 constituyentes decidieron dejar las puertas abiertas para que en cualquier momento puedan entrar en el recinto de deliberaciones los ex guerrilleros. Ya el ex cura español Manuel Pérez, Jefe del ELN, pidió escaños a la altura de sus ambiciones: quiere para la coordinadora 20 constituyentes.

Sólo el lunes, mientras el último intercambio de mensajes daba vía libre al diálogo, los guerrilleros volaron tres torres de electricidad y realizaron dos emboscadas en las que murieron siete policías, dinamitaron de nuevo el oleoducto CañolimónCoveñas e incendiaron un avión que tenía capacidad para unos 20 pasajeros.

"El país no estaba preparado para esta oleada terrorista", confesó hace poco el presidente César Gaviria. Las cifras son aterradoras. En lo que va de 1991 han sido voladas 30 torres de energía, 10 antenas repetidoras de televisión, se han incendiado más de 100 vehículos de servicio público, han muerto 60 militares e igual número de guerrilleros y han sido dinamitados 22 tramos de oleoductos.

Ante esta ofensiva, el Gobierno respondió con una impopular medida: la creación de un impuesto de guerra que posibilita reunir unos 10.000 millones de pesetas para reforzar la capacidad de las Fuerzas Armadas.

El primer encuentro, que se realizará en medio del fuego cruzado, planteará el inicio de la! conversaciones de paz, a realizarse fuera de Colombia. Se habla de Francia, España o México. Según el Gobierno de Gaviria, no se está haciendo ningún tipo de concesión a la guerrilla; simplemente se está rompiendo el círculo vicioso que ha impedido durante años la desmovilización y el desarme de los grupos guerrilleros más grandes y violentos del país.